Ahora hay más candidatos y menos partidos, más democracia y menos demócratas. Suspenso, tensión, comedia y humor. Nadie quiere votar y todos quieren ganar. Parece ilógico, los grandes partidos de ayer formadores de líderes nacionales que hoy sus herederos siguen, esconden el partido donde nacieron. El liberalismo, por ejemplo, cuna de históricos personajes, ya no es tan grande por sus divisiones de conveniencias; del trapo rojo cada quien sacó colcha para su propio frío, los ideales universales, sociales y humanos que tuvo en el mundo y en Colombia, hoy se conforman con abrigar a otros colores para no rezagarse más. Ni para que hablar del azul, los conservadores, sus años de gobiernos hegemónicos, sus grandes voces y mentes, muestran ahora envejecidos delfines en cocteles simbólicos, no de fuerzas atrayentes. Cada región tiene su patio y su mando y quien intente meterse a la brava, conoce las consecuencias.
Buscamos otros colores políticos en nuestro intento. Dizque maduramos, nos volvimos amarillos, cosa tan amplia como sin orden, dispersos y con idearios confundidos y conceptos distintos, la cosa no cuaja mucho. Quedaba el verde, pero como es ambientalista todos piensan que llevan hierbas verdes en sus mochilas y las fuman del mismo color, además agregaron una florecita que no aporta tanto. Entonces sigue el revoltillo cromático, como el arcoíris de la bandera de la diversidad del orgullo multicolor. Que cada quien respire como quiera…
Ya nadie sabe cuál es el camino, pero todos quieren llegar. El tema de recolección de firmas es un carnavalito gracioso, todos votan por todos y ninguno por nadie. Firman pero no votan con el cuento de que en el papel cabe todo. Como los colores están invertidos, los de la U usan el verde como letra simbólica, los rojos se entrecruzan con la M verde, con camiseta azul y los azules suman por todas partes hasta rozar el cielo. En las regiones nadie quiere saber de los López, que antes era el Pollo, adiós a MRL, Mayorías Liberales, FAL, Nuevo Liberalismo y Galanismo, todo eso es gloria pasada. Hasta la Niña Ceci, con larga vida, partió casi olvidada. Como ya no hay partidos respetables, tampoco queda a quien respetar, toca apoyar lo existente, es lo que da la tierra.
Las fechas tienen sus caprichos, el 12 de agosto, por ejemplo, Alfred Hitchcock, el cineasta creador del suspenso, cumpliría 120 años. El mismo día, Mario Moreno, Cantinflas cumpliría 108 de nacido el gran comediante mexicano. Y el país nacional llora 20 años después a Jaime Garzón, humorista, la risa que nos hacía pensar y tal vez por eso lo asesinaron. El día 14, Calixto Ochoa estaría preguntándose a sus 85 años ¿qué es lo que quiere el Negro? Así seguimos. Alegrías por medallería en los juegos panamericanos, cuando dos suboficiales de la Fuerza Aérea tuvieron un absurdo y lamentable accidente. Son los contrastes de un país, que no termina de aplaudir cuando ya está llorando. Y pensar que septiembre y octubre son de tensión, comedia, suspenso. Que el poco humor posible salve la patria, de dolores estamos completos. Llanto y risas, espinas y rosas, es posible que haya otra opción, pero… ¿Cuál?