Los hechos violentos que reflejan situaciones de inseguridad en La Guajira, Cesar y departamentos aledaños parecieran no tener fin, sino que, por el contrario, estos vienen en aumento y se tornan más preocupantes por las graves afectaciones a todos los sectores de la comunidad.
En medio de todo ese accionar de las bandas dedicadas al microtráfico, hurto de vehículos, abigeato, atraco a mano armada, secuestro, entre otros, en los últimos tiempos el delito que más ha venido sembrando zozobra en nuestra región es la extorsión en todos los sectores económicos.
La gravedad de la situación consiste en el incremento sistemático de esa modalidad delictiva, hasta el punto de llegar a cometer el asesinato de una mujer joven e indefensa, como ocurrió en el municipio de Bosconia, por el solo hecho de laborar con una empresa a la que los grupos armados ilegales quieren intimidar para que cumpla con sus supuestas exigencias. También se suma la amenaza al alcalde de Manaure, Juan Carlos Araújo.
Existe la sensación de que los sectores productivos de nuestra región están bajo las amenazas de la extorsión, en especial el comercio, los ganaderos, agricultores y en general todas las actividades económicas rurales, además de los procesos que requieran el uso de las vías públicas intermunicipales. Infortunadamente todo eso se traduce en falta de garantías para desarrollar grandes inversiones en cualquier proyecto empresarial de carácter local, lo cual redunda en el deterioro de la economía y en el aumento del desempleo en Valledupar y su entorno regional.
En razón a todo ello, y en el marco de la celebración de los 133 años de la Policía Nacional, este martes 5 de noviembre se llevó a cabo el segundo consejo metropolitano de seguridad, esta vez en el municipio de San Diego, el primero fue hace un poco más de un mes en la municipalidad de La Paz. Si bien son jornadas necesarias para que se hagan evaluaciones rigurosas sobre la realidad que estamos viviendo en materia de seguridad, también es indispensable que estas vayan más allá de los meros compromisos formales de los mandatarios, la fuerza pública y demás instancias comprometidas con el asunto.
Allí se hizo entrega oficial de tres motocicletas de alto cilindraje, donadas por la Gobernación del Cesar a la Policía de San Diego, y se articularon acciones con alcance regional. La importancia de estos consejos metropolitanos de seguridad solo será refrendada por los resultados concretos obtenidos, de no ser así pasarían a convertirse en otro mecanismo de poca credibilidad, dejando como saldo el aumento de la desesperanza en todos aquellos que esperamos tener garantías de seguridad.
Por razones estratégicas y de seguridad, no se nos permitió conocer las acciones y medidas puntuales que acordaron en ese consejo de seguridad. Lo cierto es que tenemos sobrados detonantes de inseguridad para que, desde el Cesar y La Guajira, se le exija al Gobierno nacional que disponga de toda su capacidad logística y presupuestal para hacerle frente a los distintos grupos armados ilegales que operan en esta región, esa ha de ser la mejor ruta para tratar de encontrar la solución que permita garantizar la tranquilidad que tanto anhelamos en estos territorios.