Así Donald Trump llame estafa verde el cambio climático, porque no cree en la hecatombe ecológica que desata el calentamiento global, lo que se traduce en pérdidas de vidas humanas, por inundaciones, sequías, ciclones, tsunamis y otros desastres naturales, para supervivencia de la humanidad, la energía proveniente de recursos fósiles tiene los días contados, y por algo Estados Unidos, el país que produce más barriles de petróleo diariamente en el mundo, decide invertir en fuentes de energía renovable, pues entiende que su consumo es tal que finalmente sus reservas se agotarán.
No es el caso de Arabia Saudí petromonarquía que ocupa el segundo lugar entre los mayores productores de petróleo, superando a Rusia, pero no tiene los mismos apuros que Norteamérica para sustituir el petróleo, pues cuenta con grandes reservas y un bajo consumo, no obstante, en la COP 16 que permitió que los ojos del mundo se volcaran hacia Colombia, los saudíes mostraron interés en emprender iniciativas para proteger la biodiversidad.
Arabia Saudí, con una de las mayores reservas de hidrocarburos, decide invertir en otras formas de energía, que resultan mucho más barata que el petróleo o el gas.
Al menos eso es lo que hace pensar la alta importación de paneles solares chinos con la intención de producir 9,7 GW de energía limpia y así disminuir en un 50 % su dependencia de los combustibles fósiles para el 2027.
Se demuestra, entonces, que los saudíes ponen la lógica y los reflectores en energías como la solar, ya que resultan tan económicas y rentables que incluso procesar o transportar las grandes cantidades de petróleo o gas almacenadas puede ser mucho más caro.
¿Qué es más barato, cubrir las calientes dunas del desierto con paneles solares o extraer el líquido negro debajo de ellas? Parece que los saudíes han sacado cuentas y se inclinan por producir energía solar en lugar de aumentar los yacimientos petroleros.
La importación de paneles solares que anualmente realiza esta petromonarquía o monarquía sostenida con el poder del dinero que deja el petróleo, pretende:
Diversificar la economía basándose en proyectos productivos solares, lograr el equilibrio de los sectores turísticos y de tecnología en consonancia con el desarrollo de las energías sustentables, incrementar las ganancias obtenidas con la comercialización de la electricidad y alcanzar un menor grado de contaminación ambiental durante la producción energética.
Los árabes, que siempre han estado a la vanguardia del petróleo, no hacen nada diferente a sumarse a las tendencias de la energía solar, igual que Pakistán y Sudáfrica, que han logrado importar más paneles solares, apostando por proyectos que incrementen la capacidad de producción de energía solar, forma de consolidarla como la primera tendencia en materia de búsqueda de energía renovable.
Se analiza que el principal factor que hace de la energía solar una tendencia es la reducción progresiva de costes o gastos, debido a la economía de escala, en lo que sin duda supera a fuentes energéticas como el petróleo.
Otro factor nada despreciable es el desarrollo y avance tecnológico conducente a un incremento significativo de la eficiencia energética, lo que al final se traduce en una progresiva menor inversión y paulatinamente mayor capacidad de energía.
Esta misma tendencia a la energía solar es auspiciada por el factor legal o establecimiento de normas reglamentarias que buscan regular y controlar las emisiones contaminantes, así como la imposición de fuertes sanciones, pueden estimular a cualquier país a sumarse al esfuerzo de alcanzar los objetivos climáticos para un mundo sostenible.
En definitiva, el hecho de que la petromonarquía más grande del mundo (Arabia Saudí) esté abandonando los campos petroleros para realizar una mayor inversión en la producción de energía renovable hace pensar que la batalla por un mundo sustentable se está ganando.
Por: Miguel Aroca Yepes.