Telepresidente

Columnista Alfredo Jones Sánchez - @alfredojonessanColumnista Alfredo Jones Sánchez - @alfredojonessan

Columnista Alfredo Jones Sánchez - @alfredojonessan

La reciente transmisión en vivo del Consejo de ministros del actual gobierno generó una ola de reacciones. Mientras algunos aplaudieron la apertura del presidente al mostrar las dinámicas internas de su gobierno, otros lo criticaron como una estrategia mediática vacía. Lo que en principio podría haber sido un acto de transparencia, se transformó rápidamente en un espectáculo político que, más que resolver, profundizó las divisiones y generó nuevos debates sobre la relación entre política y comunicación. La escena, más propia de un reality show que de una reunión de gobierno, mostró a un presidente criticando públicamente a su gabinete y dejando en evidencia tensiones internas. Para entender este fenómeno, es útil recurrir a los conceptos de Telepresidente y Política Pop de Adriana Amado, una investigadora, docente y especialista en comunicación política y medios de Argentina.


Amado define al Telepresidente como un líder político cuya fuerza radica en su presencia mediática más que en sus acciones de gobierno. Su legitimidad depende de cómo se comunica y se proyecta en pantalla, más que de sus resultados. Petro encaja perfectamente en este concepto. La transmisión del consejo de ministros no fue solo un acto administrativo, sino un espectáculo pensado para captar la atención pública. Más que una reunión técnica, se convirtió en un escenario lleno de reproches y gestos dramáticos.


Este evento refleja lo que Amado llama Política Pop, una forma de hacer política que convierte la gestión pública en entretenimiento. Esas tensiones entre ministros y las críticas abiertas del presidente parecían más un capítulo de una novela política que una reunión para tomar decisiones claras.


La Política Pop no solo busca informar, sino mantener al público enganchado en una narrativa continua. En este caso, el conflicto y las contradicciones entre ministros se volvieron el motor del relato, con un tono más propio de un reality show. Esta teatralización del poder ha cobrado más fuerza con el auge de las redes sociales. donde la política se mide en reacciones, comentarios y viralidad, dejando en segundo plano las soluciones reales y las propuestas concretas.


¿Puede la transparencia lograrse con espectáculo? La transmisión del Consejo de Ministros de Gustavo Petro plantea esa pregunta. Aunque puede parecer un ejercicio de apertura, también podría ser una estrategia para moldear la opinión pública. Al exponer tensiones y los dramas internos en vivo, el riesgo es que el drama eclipse las soluciones reales.


Petro no solo es un líder político; se ha transformado en un personaje mediático, un Telepresidente que construye su poder a través de la imagen más que de sus resultados. Así funciona la Política Pop, donde la política se convierte en un show constante, compitiendo por la atención pública en lugar de centrarse en la gestión.


La transparencia es clave para la democracia, pero debemos preguntarnos si este tipo de exposición es la mejor forma de lograrla. Como ciudadanos, no podemos ser espectadores pasivos del espectáculo político. Es fundamental mirar con ojo crítico y distinguir entre el show y las acciones que realmente importan. La política debe ser más que una puesta en escena. Necesitamos un gobierno que priorice soluciones concretas y no se quede atrapado en el constante brillo de las pantallas.
El reto está en exigir menos espectáculo y más respuestas, porque el país necesita más acciones y menos performance.


Alfredo Jones Sánchez @alfredojonessan

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