Nuestro insigne compositor Gustavo Gutiérrez Cabello en la canción ‘Paisaje de Sol’ manifiesta: “Dame tu mano, mi amigo que quiero saludarte, desde hace tiempo, que busco, la forma para hablarte…” Esta significativa canción nos invita a cultivar la amistad a través del saludo sincero, del poder mágico que tiene la palabra para recordar, para expresar sentimientos que identifican al benemérito talento vallenato como romántico y soñador, invitando a la fraternidad a tener fe en Dios, en la familia y en los amigos porque esta implica respeto, sinceridad, confianza y donde hay amistad habrá felicidad.
Hay que tener presente que un recurso importante con que se puede dotar a la familia es con el sentimiento de la amistad, ayudándolos a asumir valores como: responsabilidad, honestidad, tolerancia y comprensión que sirve para fomentar una buena dosis de autoestima para que puedan superar algunas frustraciones que se presenta a su alrededor, para que aprendan no sólo hacer nuevos amigos sino a conservar a los antiguos, porque las amistades son aquella parte de la humanidad, que nos permite ser humanos demostrando que la misericordia de Dios está presente en todo momento a través de las enseñanzas de los padres, abuelos, docentes, tíos, hermanos, que con dulzura y candidez reciben bendiciones para dar a conocer los secretos que se lleva en el corazón.
Si queramos saber si una persona es feliz pregúntele si cuenta con un amigo o amiga leal si responde que sí, es porque mantiene buenas relaciones con la familia, con los compañeros de trabajo y vecinos, ya que los investigadores han identificado que basta un amigo sincero para desarrollar los factores esenciales de una vida feliz porque el optimismo es la fe en Dios que permite el hilo conductor para llegar al éxito con los hijos, que son la prolongación de los padres, que siempre están ahí brindando oportunidades para tejer significativos sueños, porque la amistad duplica las alegrías y divide las angustias.
Se dice que la amistad se nutre de recuerdos comienza con una sonrisa, crece con una ilusión, se fortalece con la esperanza y queda en el corazón; por eso cada uno demuestra lo que es, en los amigos que tiene, motivo por el cual el escritor Gabriel García Márquez, decía: “El único momento de la vida en que me siento yo mismo, es cuando estoy con mis amigos”, esto es real porque los amigos son un gran tesoro. En la vida tres amigos son útiles: el verídico, el leal y el virtuoso, para que la amistad siga siendo el componente fundamental de la espontaneidad. Por consiguiente, la mejor herencia que los padres pueden dar a los hijos es la fe en Dios, la educación, el amor, la amistad y la honradez, porque donde existen estos cinco elementos brillará la esperanza que estrechará los lazos de la unidad familiar para comprenderse unos a otros viviendo en armonía, con el convencimiento de descubrir los obstáculos que impiden tener la paz y la felicidad que todos llevan dentro.
Con fe en Dios se pide permanentemente lluvias de bendiciones desde Valledupar para todos los hogares, mandando a la tristeza a un viaje sin retorno, para que el bálsamo del amor y alegría constituyan la fuerza renovadora para resolver las dificultades que se presentan e impiden avanzar porque aquí se aplica lo expuesto por el poeta y dramaturgo Nikos Kazantzakis: “Tú tienes el pincel y las pinturas, pinta el paraíso y entra en él”.