Peces como el bocachico, la pacora, el blanquillo, entre otros, son las especies que habitualmente atrapan en sus redes los pescadores de los corregimientos de Saloa, Sampegua, La Mata y Candelaria, pertenecientes al municipio de Chimichagua, siendo esta su principal fuente de empleo. Solamente en Saloa, al menos 500 de sus habitantes se dedican a esta actividad, la cual ha pasado de generación en generación.
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Sin embargo, desde abril pasado no han podido trabajar como en otras temporadas del año debido a que la Ciénaga de Zapatosa, donde se dedican a la pesca se está viendo afectada con taponamiento a causa de la Tarulla. Una planta acuática que flota sobre el afluente y les impide que puedan lanzar las redes, como también le resta oxígeno al agua lo que conlleva a que los peces puedan morir.
José Benito Peña Quintero es un pescador del corregimiento de Saloa, con 30 años de estar ejerciendo este oficio. Relató que hay días que no pueden salir a pescar porque el taponamiento de la Tarulla se los impide.
“Además de todo esto el río Cesar también está muy taponado y tiene mucha contaminación y lodo y eso no le está produciendo oxígeno a las aguas para que haya corriente por tanto el pescado sufre y no puede transportarse de un lado a otro y cuando alcanzamos a salir a pescar no encontramos peces. Por ello hacemos un llamado a los entes territoriales competentes de que se haga algo por la Ciénaga y que los pescadores no tengamos ese sufrimiento en la pesca y ahora por la pandemia tenemos las manos en la cabeza sin poder hacer nada para sobrevivir, desde abril se está presentando esta situación. Creemos que lo que pueden hacer es darle evacuación al tapón para que se despeje la orilla del manglar o que se organice un plan de acción con los pescadores para que se recolecte y almacene la Tarulla, de esta manera podremos tener un trabajo hasta volver a pescar”, destacó Peña Quintero.
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Esta situación que se está presentando en la Ciénaga de Zapatosa es visible en el muelle de la Chalupa situado en el caso urbano de Chimichagua, de donde sale un transporte fluvial hacia Saloa cuya navegación sin Tarulla es de 25 a 30 minutos y actualmente puede tardar hasta 4 horas.
“ES UN PROCESO NATURAL”
El ambientalista Libardo Lascarro, de parte de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, indicó que esta problemática se presenta en todas las ciénagas del mundo, lo cual es un proceso natural que se genera a partir de las fuertes brisas.
“Indiscutiblemente esto está impactando la salida y obstruyendo la navegabilidad entre la cabecera municipal de Chimichagua y los corregimiento de Saloa, La Mata, Sampegua y afecta también a los pescadores que genera impacto económico porque no les permite que salgan a realizar sus actividades”, destacó el funcionario.
Añadió que esta planta acuática siempre va a estar anclada en la Ciénega, habrá épocas donde prolifera más que en otras y afecta más cuando comienzan las lluvias.
Respecto a la afectación a los peces manifestó que es muy relativo ya que hay especies sedentarias y migratorias.
“Los sedentarios que son los que nacen, crecen y se reproducen ahí mismo como la mojarra amarilla, el moncholo, la mojarra cabezona que generalmente defienden el territorio y cuando las aguas se descomponen se les disminuye el oxígeno en la columna de agua y generalmente si no alcanzan a salir a aguas limpias se mueren, porque se quedan en charcos. A diferencia del migratorio que a lo que siente que las condiciones no son las mejores inmediatamente migran”, destacó el funcionario.
Precisó que la Tarulla cumple un papel ecológico dentro del sistema y sirve de protección a los peces pequeños para que los grandes no se lo coman. Además actúa como un filtro biológico.
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Dijo que ante esta emergencia puede haber dos alternativas que deben ser enfrentadas por el Comité de Atención y Desastre.
“Tratar con mano de obra y jornales sacar todo ese material hacia la parte alta de la Ciénaga para disminuir el tapón, o hacer un censo de las personas que están damnificadas y darles auxilios hasta diciembre que es cuando la misma naturaleza lo aísla a las playas y ya en tierra se puede recoger y darle un tratamiento para poder ser utilizado para fines agrícolas o se le puede dar una quema controlada, eso está proponiendo Corpocesar”, expresó Libardo Lascarro.
El secretario de Ambiente departamental, Andrés Felipe Meza, a través de Twitter, indicó que atendiendo dicha situación se desarrollará un proyecto de destaponamiento manual que generará 150 empleos.
POR: MILAGROS SÁNCHEZ / EL PILÓN