No siempre las noticias provenientes de los sectores subnormales de Valledupar han de referirse a hechos relacionados con desalojos, inseguridad, quejas y múltiples necesidades insatisfechas de sus habitantes. No, allí también hay cabida para cosas positivas. Y qué bueno que así sea.
Resulta muy grata la noticia que da cuentas sobre la clasificación de un grupo de niños, que conforman el equipo de fútbol de la invasión conocida como ‘Brisas de La Popa’, a la final de la Copa Claro por Colombia 2024 que se realizará entre el 24 y 27 de noviembre en la ciudad de Cali.
Se trata de un equipo mixto, integrado por niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años, que tiene por nombre el mismo del barrio de invasión en el que residen, ellos tendrán el honor de representar al departamento del Cesar en un encuentro deportivo de orden nacional, gracias al apoyo y largas jornadas de entrenamiento brindado por la fundación ‘Fútbol con Corazón’, proceso que ya ha dado muestras de cómo muchos menores han logrado cambiar su vida al inclinarse por el deporte.
Este es el tipo de programas, iniciativas y acciones que merecen el apoyo total de todos los estamentos sociales, esa es la mejor forma para descubrir talentos en deporte y cultura en zonas de invasión, es un buen mecanismo para potenciar las habilidades individuales de los jóvenes y contribuir con el mejoramiento de sus propias comunidades.
Aplaudimos y valoramos ese proceso que se lleva a cabo en ese sector subnormal de Valledupar, porque sin duda alguna ayuda a mejorar las dinámicas sociales y a fortalecer la sana convivencia en poblaciones consideradas vulnerables.
Bueno sería que muchos más sectores de esas mismas condiciones se vinculen o los vinculen a estos programas, los cuales, si se desarrollan con compromiso y continuidad, la comunidad ganará, y nuestros jóvenes, sin importar su contexto, tendrán la oportunidad de brillar y transformar su realidad para el orgullo de todos.
El equipo mixto ‘Brisas de La Popa FC’, debe convertirse en referente obligado para todos los sectores de invasión de Valledupar, en donde con seguridad hay escondidos muchos talentos deportivos y culturales, a los que hay que comenzar a descubrir y potenciarlos. Eso es posible, pero para lograrlo debe darse la unión de esfuerzos sociales en pro de disminuir los indicadores de jóvenes enrutados por senderos nada saludables para unas comunidades en construcción como las que habitan los sectores subnormales de ciudades como Valledupar.
No se puede olvidar que el deporte es un poderoso instrumento de transformación social. Las comunidades de invasión, a menudo desprovistas de espacios adecuados, pueden convertirse en semilleros de deportistas talentosos como los que ya comienzan a despegar en ‘Brisas de La Popa’.
La institucionalidad debe propender por impulsar en estos sectores programas de formación deportiva, con entrenadores y recursos básicos en instalaciones ubicadas en esas comunidades, eso debe derivar en la cultura de la disciplina y buenas prácticas de vida en centenares de niños ávidos de ese impulso para desarrollar sus potencialidades.
Debe recurrirse a las asociaciones, clubes locales y ligas deportivas para permitir que estos talentos tengan una vía clara hacia el crecimiento. También podría hacerse en el plano cultural a sabiendas de que las expresiones artísticas representan una valiosa oportunidad. Muchos jóvenes de estos sectores poseen habilidades innatas para la música, la danza, la literatura o las artes plásticas, que pueden florecer en un entorno propicio. Ahí dejamos esas inquietudes para todos los que tengan la capacidad de contribuir en esos nobles procesos ciudadanos.