Qué pobre escenario político el de Colombia para escoger entre 34 personas nuestro próximo presidente, todos ellos candidatos sin discurso de convencimiento, movidos por ideas de partidos y no de pueblo, bailadores de cuerda floja en alianzas del “cómo voy yo ahí”, oscuros éticamente, vendedores de miedo, representantes de la oligarquía, títeres de los Estados Unidos, y a la fija sale alguno de ellos elegido bajo el absurdo criterio de votar por el menos malo; resignación que para mí no es más que un sinónimo de decadencia.
El empobrecimiento de la política colombiana, con una súper oferta de candidatos presidenciales rodeando el ponqué de nuestra riqueza, no es responsabilidad ni de izquierda ni de derecha, ni de Farc ni de conservadores, ni de liberales rojos y medio rojos, ni de verdes ni de amarillos, etc.,…etc… sino de todos que no sabemos dónde estamos parados votando por los “males menores” y según digan los gamonales de ciudades y de regiones, legitimando un caudillismo clientelista y nefasto con casas de apellidos compradoras de votos, porque aquí todo tiene precio y a eso le llaman política.
¿Cómo escapar entonces de este escenario paupérrimo al que nos condenado la mala política? Hay una manera de hacerlo, y es a través de la imaginación, la madre de todas las facultades. Todos tenemos derecho a soñar. Voy a imaginar, entonces una elección en la que se nos permita a los votantes “náufragos” y huérfanos introducir a ‘Tal Cual’ (personaje que defiende a los consumidores colombianos) como opción 35. Él es un hombre de nuestro contexto, salido del pueblo – pueblo, cívico a morir, legal y justo, que tiene una visión de lo que debe ser un verdadero país y una verdadera sociedad recta.
No queremos más políticos energúmenos y monstruos de un solo ojo con el que devoran presupuestos; ofertantes de promesas vacías y de programas mentirosos en contra de los pobres y a favor de los ricos. Para mí, nadie es alternativa en este caso, y por ello yo no voy a votar, me indigna hacerlo; pero quienes llevados por los cantos de sirena lo hagan, que mal voten por quienes no polaricen más esta vaina, por quienes no agiten cada más las aguas en que nadamos. Por eso propongo a ‘Tal Cual’, todo un sabio él. ¿Quién podría ser sino él? Lo propongo por ético, por popular, por culto. Me lo imagino entrando al Palacio Presidencial con su pinta de ciudadano de a pie, con sus babuchas negras, su pantalón amarillo, su saco color ladrillo y los ocho pelos de su pensante cabeza; venerable y querido, dueño del sabio discurso del sentido común, gestor de gestores, saludado por las multitudes que se verían representadas en él.
Ese es mi candidato si se lanzara, porque gobernar a un país es también educarlo y ‘Tal Cual’, educa. Ya habrá quienes digan que es resentido, odioso, de derecha, de izquierda, de centro; pero siendo como es y teniendo lo que tiene (que los demás no lo tendrán nunca), qué bien lo haría, porque es transparente, honrado y pensante como los ancianos. Generaciones de políticos dizque modernos y politiqueros de viejo cuño electorero, qué mal la pasan cuando ven a ‘Tal Cual’ en la TV, enseñándonos a ser correctos y llenos de rabia se dan cuenta que éste (si aquí hubiera verdadera conciencia política), les está mostrando las directrices incorruptas por donde debe marchar este sufrido país.