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Sudando petróleo

Si algo caracteriza a los precios del petróleo es su volatilidad y esta está determinada por los fundamentales del mercado y/o por las viceversas de la geopolítica. Según la AIE, se preveía que, a consecuencia del enfriamiento de la economía global, atribuible a la guerra comercial que el presidente Donald Trump le había declarado al resto del mundo, la demanda de petróleo en el 2020 se reduciría, por primera vez desde 2009, aproximadamente en 90.000 barriles/día.

De hecho ya veníamos con una sobreoferta de crudo que presionaba el precio a la baja, lo que condujo a la OPEP y a otros 10 países más, encabezados por Rusia, que no hacen parte de ella, a hacer causa común para atajar la caída de los precios. Con tal fin acordaron desde 2017 reducir su oferta y esta medida les venía funcionando, al punto que el año anterior el promedio del precio fue de US $64 el barril.

Con lo que nadie contaba era con que en los albores del 2020 se iba a desatar la pandemia del COVID-19 que, al obligar a tomar medidas extremas por parte de todos los países para contener su avance, se afectaron las cadenas de valor a nivel global, contagiando a la economía. Hemos llegado al punto que, al limitarse la producción y circulación de personas, bienes y servicios, según la Directora del FMI, Kristalina Georgieva, “hemos entrado en una recesión igual o peor que la del 2009”. Y esta recesión, todavía en ciernes, afecta la demanda de petróleo arrastrando consigo los precios a la baja.

Como si lo anterior fuera poco, el desencuentro entre los jeques de Arabia Saudita y Rusia, impidió que se extendiera el acuerdo alcanzado, hasta el mes de diciembre y desató una guerra de precios, desplomándose hasta los US $22. Y no es para menos, luego de conocerse el anuncio de parte de Arabia Saudita de llevar su producción a un nivel record de 10.6 millones de barriles diarios para el mes de mayo. Esta semana tuvo un repunte hasta los US $34 el barril, pero muchos lo interpretan como el rebote del gato muerto, al considerar que los fundamentales del mercado impedirán que la tendencia a la baja se revierta.

Así las cosas, la economía colombiana va a tener que soportar este año un choque externo a consecuencia de la caída de los precios del petróleo muy severo, que puede llevar el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos hasta el 6 %, y acentuar el déficit fiscal e incluso a la mayor ralentización del crecimiento del PIB. En suma, este bajonazo de los precios ha puesto a la economía colombiana a sudar petróleo.

La situación se complicaría aún más el año entrante, dado que será entonces cuando se sentirá mayormente el costo fiscal, por cuenta de las exenciones y beneficios tributarios a las empresas, de la Ley de crecimiento aprobada recientemente, que se calcula en unos $10 billones y también la caída de los ingresos al fisco por concepto de impuesto de rentas, dividendos y regalías.

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Amylkar_D._Acosta: