Por: Liliana Caliz
La pregunta más frecuente que me hacen hoy en día padres y educadores es,¿qué hacer para que los niños presten atención? Y por muy buena razón, la atención y el autocontrol son fundamentales a lo hora de aprender y adquirir nueva información; desafortunadamente estas destrezas se han convertido en un gran problema en una sociedad tan atareada como en la que vivimos.
Cada año más niños son diagnosticados con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH); a su vez, educadores se quejan del incremento de dificultades por la falta de autocontrol y concentración que los niños tienen en el colegio. Es un problema que se está presentando en niños de cualquier edad; frecuentemente se dan casos de niños que son diagnosticados con dificultades desde muy temprana edad, afectando no solo su rendimiento académico sino también sus relaciones sociales y motivación para aprender.
¿Será esto una nueva epidemia? ¿Qué podrán hacer padres y educadores para contrarrestar este problema o manejarlo si se presenta? Afortunadamente investigaciones recientes realizadas en los mecanismos neurales del cerebro concluyen que a pesar de que la habilidad básica de la atención es innata, muchas de las capacidades de atención se pueden aprender si son estimuladas. Tanto el hogar como la escuela son determinantes en la manera como el niño aprenda a usar sus mecanismos particulares de atención.
Lo primero que hay que saber cuando estamos manejando dificultades de atención en un niño es que la atención cambia con la edad. El lapso normal de atención de un niño es de 3 a 4 minutos por cada año de edad. De esta forma, a un niño de dos años se le va a dificultar concentrase por un periodo mayor a 6 minutos. Si el niño presta atención por un tiempo mayor a esto, se puede considerar como un gran logro.
Existen además muchos otros factores externos que van a determinar que el lapso de atención sea mayor o menor a lo esperado en un determinado momento. Algunos factores pueden ser: el estado anímico del niño, interrupciones ambientales, lo atractivo que le parezca la actividad, etc. No nos debería sorprender que cuando niños activos que son condenados a actividades rutinarias de papel y lápiz todo un día, presenten problemas de atención y comportamiento. Muchas escuelas hoy en díason fuertemente criticadas por restringir cada vez másel tiempo libre que los niños tienen para jugar y ser activos.
Igualmente, muchos niños están diariamente tan recargados de actividades entre la casa y la escuela, que pueden presentar privación de sueño y tener poca posibilidad de disfrutar actividades que sean escogidas por ellos mismos. Todo estos factores pueden enmascarar un diagnostico errado de problemas de atención.
Dificultades en la atención son también muy comunes en niños con problemas de lenguaje; en estos casos si se detecta y se trata el problema de base, se facilitará la solución al problema de atención. Recientes estudios también han encontrado que hay una relación directa entre el tiempo de exposición de un niño a la televisión y video juegos, y dificultades posteriores de atención.
La intervención de los padres para construir hábitos positivos que promuevan el desarrollo de la atención, debe comenzar desde muy temprana edad y definitivamente antes de la edad de 7 años.