La situación de inseguridad en Valledupar cada día se torna más preocupante, es un problema que está llegando a niveles extremos y sin señales de una solución definitiva a la vista.
El tema es de vieja data pero tal parece que ahora se agudizó a situaciones demasiado críticas. Los residentes de Valledupar se sienten presos en sus casas, en sus vehículos y se volvió un riesgo muy grande transitar a pie por cualquier calle de la ciudad.
Precisamente en el primer semestre del 2021, justo en estas mismas fechas, fueron muchos los titulares de prensa de distintos medios de comunicación de diferentes lugares, todos haciendo alusión a la inseguridad en Valledupar. El Heraldo de Barranquilla, El Tiempo de Bogotá, y los medios locales dieron cuenta del tema. Este año se repite la historia.
Además de las quejas diarias de la ciudadanía, el primero en poner el grito en el cielo fue el gremio de los taxistas, que desde el pasado miércoles protestó reclamando medidas para controlar el transporte de motocicletas con parrilleros, tras considerar que esa es una de las principales causas de la delincuencia en la ciudad.
La situación motivó reuniones de varias sectoriales del gobierno municipal con taxistas y entidades como Fenalco, Cámara de Comercio y Policía Nacional, con las que se contempló la posibilidad de emitir un decreto regulatorio de la movilización de motocicletas, en especial los fines de semana.
Las reacciones siguieron, primero lo hizo el secretario de Gobierno departamental, Eduardo Esquivel, quien de inmediato respondió al llamado de su homólogo municipal, Arturo Calderón, para hacerle frente de manera conjunta al fenómeno delincuencial.
Acto seguido los mototaxistas también protestaron exigiendo que se les respete el derecho al trabajo, alegando que, aunque ilegal, esa es la única alternativa que tienen para conseguir los recursos para el sustento de sus familias.
Entre tanto, el alcalde de Valledupar emitió un comunicado aclarando que todavía no se ha expedido ningún decreto al respecto, que seguirá en proceso de concertación con todas las instancias pertinentes, al tiempo que hizo un llamado a la ciudadanía en general a trabajar unida frente a ese flagelo.
Así las cosas, el tamaño del asunto resulta incalculable, unas autoridades que quieren pero no pueden resolverlo, una ciudadanía desesperada y unos sectores golpeados por la crisis económica. En síntesis, una ciudad presa por la delincuencia y la falta de oportunidades.
Es hora ya de pensar en grande, es urgente que las instituciones locales, clase dirigente y las diferentes instancias de Valledupar conminen al Gobierno Nacional a tratar este fenómeno de manera integral, en toda su complejidad, combatiéndolo desde sus raíces, donde todos se sientan incluidos y el beneficio sea general.