De La Paz hacia Valledupar parece haber consenso alrededor de la cátedra vallenata, llamada también ‘Valores y Talentos Vallenatos Consuelo Araujo Noguera’, anunciada por el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, días atrás. Esta cátedra tiene como objetivo salvaguardar el folclor y las raíces de la cultura vallenata y será implementada en la mayoría de los colegios oficiales y privados del departamento del Cesar.
A los estudiantes se les enseñará la historia del vallenato, los exponentes de ese género musical, los instrumentos, entre otros aspectos de la cultura vallenata.
En medio del reclamo constante de los amantes del folclor por salvaguardarlo, esta idea, al parecer necesaria, genera polémica y división en muchos sectores del departamento.
Esas divisiones tienen una base: la identidad. Y es que en algunos municipios del Cesar, más allá de los amantes y seguidores, el vallenato no tiene el protagonismo cultural que se reclama en Valledupar.
Por eso surgen comentarios como: “Creo que el problema cultural del vallenato no está resuelto, se resolverá cuando sienten las bases seguras de su propia identidad, asumiendo o negando sus orígenes guajiros. A partir de ahí, creo, de rebote, dejarán de opinar como lo hacen en cuanto a la cultura y dejarán de emular de alguna manera el comportamiento supremacista”.
Incluso hablan algunos que la Ley Consuelo viola la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural, desconociendo las otras manifestaciones culturales del departamento.
Otros detractores hablan de supremacistas: “La Corte Constitucional según sentencia C 054/13 declara inexequible la expresión ‘de obligatorio cumplimiento’ dejando viva la amenaza supremacista de la cultura vallenata sobre las otras culturas del departamento del Cesar”.
En cambio, otros califican estos comentarios y el rechazo a esta iniciativa como actos de desprecio a un patrimonio de todos los colombianos. “La música vallenata es la más escuchada y de mayor dinámica en Colombia. Demostrado en las tres últimas encuestas de consumo cultural que hace el Dane. Si se implementa una cátedra de vallenato no es imponer un legado de una minoría sino porque es la música que une al país. Estoy seguro que aún en territorios afros o de influencia santandereana como el sur de Cesar, el vallenato es la música más escuchada porque he estado en esos lugares”.
Los defensores también hablan de cómo esta música hecha con acordeón, caja, guacharaca, guitarra, etc., ha traspasado fronteras. “La música vallenata se escucha, vende y comercializa en todo el mundo. Una muy pesada economía baila con los ritmos de nuestra tierra. Además es el reflejo fiel de nuestras vivencias, y ese apego a lo cotidiano, al quehacer, es, creo, su gran éxito. Una cátedra para enriquecerla y que las nuevas generaciones la conozcan y valoren es una gran propuesta”. El tema está caliente, también aguisado con la expresión del presidente Iván Duque homenajeando a la Fundación del Festival en medio de la controversia que suscita la propia entidad y la realización del inminente Festival. La piqueria continuará.