Uno de los temas centrales en las discusiones contemporáneas sobre administración y políticas públicas, tienen que ver con las decisiones que un gobernante toma para intervenir un problema, situación o crisis. Con una sociedad mejor conectada, donde las denuncias y problemas que aquejan al ciudadano se expanden de manera viral por las redes sociales, los gobiernos necesitan mecanismo de reacción basados en la optimización de sus decisiones, en términos de la calidad, oportunidad y reducción de la incertidumbre. Hoy día, al ciudadano no le interesa sí el gobierno en sus decisiones ejecuta proyectos, es decir, hace o no hace, lo que en realidad le importa es que las ejecuciones sean de calidad y mejore su estándar de vida.
Para el ciudadano hoy, ya no basta con que el mandatario informe que construyó el acueducto, sí el servicio de agua no es 24 horas y el líquido no es apto para el consumo; o que el pie de fuerza se aumentó, sí la inseguridad aún genera actos de delincuencia que afectan el libre tránsito por la ciudad. Hoy el ciudadano tiene la mecha muy corta y sus periodos de espera son inmensamente menores a los tiempos de reacción del aparato gubernamental. Mientras el ciudadano requiere soluciones inmediatas y que no exista un atraco más, un proyecto para mejorar la seguridad puede tardar 90 días entre su formulación, contratación e inicio de implementación. Son 90 días donde la insatisfacción ciudadana aumenta de manera exponencial con la viralidad de uno varios videos en las redes sociales.
Es un reto que crece día a día para los gobiernos, por este motivo no me canso de afirmar que los ejercicios de gobierno deben abrirse a implementar nuevas maneras de operar dentro del marco legal, en la medida que no lo hagan, se verán avasallados por la insatisfacción del ciudadano. En esto la academia y algunos gobiernos han venido apostando por introducir nuevas herramientas para hacer eficiente la toma de decisión, su calidad y oportunidad.
Los Centros de Gobierno (CdG) son una muestra de ello, estos se definen como cuerpos colectivos de apoyo al mandatario en la toma de decisiones ( recomiendo el texto de Michael Ben-Gera). En este sentido, dos elementos clave de los CdG son la coordinación y la coherencia. Coordinación para dar un orden a las acciones del gobierno y evitar brechas/huecos en sus acciones. Coherencia para evitar contradicciones entre las declaraciones/acciones del gobierno. Los CDG se ocupan de las funciones de: 1. Gestión estratégica; 2. Coordinación del diseño e implementación de políticas; 3. Monitoreo y mejora del desempeño; 4. Gestión política de las políticas públicas; y 5. Comunicación de resultados y rendición de cuentas.