El aumento de carros y motocicletas circulando por las calles vallenatas ha colapsado la movilidad, creando un ambiente tenso entre la ciudadanía que observa cómo aumentan los accidentes, las agresiones entre conductores y peatones, y los tiempos de traslado desde sus sitios de residencia a sus destinos (trabajo, estudio o sector comercial). Sumado a las congestiones, trancones y deficiencias en la malla vial de la ciudad, hay que agregar la falta de cultura ciudadana y la violación de las normas de tránsito.
Desde estas páginas se ha pedido en reiteradas ocasiones a las autoridades locales en cabeza del alcalde Fredys Socarrás atender este problema que afecta a toda la población. El centro de la ciudad, las glorietas y la mayoría de las intersecciones semafóricas son un caos. Esta semana la administración municipal comenzó una campaña de sensibilización para el respeto de las normas de tránsito en procura de mejorar la movilidad y por supuesto, la maltrecha cultura ciudadana. No es fácil, pero tampoco imposible. Si otras ciudades han logrado organizar el tránsito y tráfico, ¿por qué Valledupar no puede hacer lo mismo?
El éxito está en el aporte que haga cada ciudadano, en la actitud que adopten frente a este tema. Mientras no haya conciencia de que la cultura ciudadana se construye con el grano de arena que ponga cada persona, no se podrá salir del atolladero. En ese sentido, se esperan los mejores resultados de la estrategia Movilitransformate, que ya puso en ejecución el gobierno vallenato, la cual promete resultados. El hecho de reforzar al pequeño grupo de agentes de tránsito con veinte mujeres que actuarán como auxiliares de tránsito en puntos neurálgicos de la ciudad, es un avance, pues en la medida que hagan bien su trabajo, mejorará la circulación vehicular.
El trabajo de estas mujeres, así como la de los agentes de tránsito, no tendrá éxito sí los conductores no lo valoran y lo atienden. Ellas estarán en cualquier esquina, dando información, ayudando a desenredar los nudos que se hacen en las horas picos, que son causados más por la falta de colaboración de la ciudadanía, incluyendo los accidentes, que ocurren principalmente entre motocicletas (en lo que va del año en el Cesar van 79 muertes por esta causa).
Si la ciudadanía responde positivamente a este llamado, está asegurado el 50 por ciento del éxito. El otro 50 depende de las autoridades municipales, que deben trabajar para que haya una malla vial en buen estado, una red de semáforos que funcione, sin intermitencias (por lo menos ya anunciaron la instalación de cuatro nuevas intersecciones), señales de tránsito visibles, sin árboles que las oculten como ocurre en las zonas residenciales, y, quizás lo más importante, con unos agentes de tránsito comprometidos que tengan claro el objetivo, es decir, que no abusen de sus funciones, sino que actúen de acuerdo con la ley.