La naturaleza es sabia, es quien determina, de manera significativa, la razón de vida y rige el desarrollo del mundo; una apreciación muy personal y que quizás tenga detractores, sabios y eruditos que no compartan esta premisa. Otros quizás sí.
Me voy a referir en esta oportunidad a un fenómeno natural que nos da duro en estos días, se trata del intenso calor que golpea algunos sectores del globo terráqueo.
Se añora el invierno, los climas fríos; ‘malo porque boga, malo porque no boga’. Pero bueno, la vida continúa, pero es relevante entender esos fenómenos que por tiempos nos afectan.
El pasado 21 de junio de este 2023, vivimos un fenómeno natural llamado ‘Solsticio de verano’
“La palabra procede del latín, de solstitium, que significa “sol quieto” y sucede cuando el sol se encuentra más cerca o más lejos de uno de los hemisferios terrestres. De esta manera, aumenta la duración del día en una parte determinada del planeta, mientras que disminuye la duración en la otra”.
Hoy vemos el sol despuntando el alba desde muy temprano, y el ocaso de su rutina diaria bien avanzada en horas de la tarde noche, pero resplandeciente como al inicio.
Cada tiempo tiene su espacio, como las estaciones, que repito, van marcando la naturaleza en todo su esplendor: invierno, verano, otoño, primavera.
“Cada temporada dura 3 meses, siendo el verano la temporada más cálida, el invierno el más frío y la primavera y el otoño en el medio. La primavera comienza alrededor del 21 de marzo en el hemisferio norte y el 21 de septiembre en el hemisferio sur”.
Algunos connotados poetas y compositores le han dedicado sus letras y sentir a exaltar estos fenómenos: “El 22 de marzo llega la primavera; le da alegría a la tierra y yo adoraré con mi canto. Y por eso le canto a mi morena que tiene sabor a primavera. Lo mismo consiste con las mujeres que son como plantas cuando llueven”: Leandro Díaz.
O aquel canto, también del maestro Leandro, que exalta el verano: “Vengo a decirles compañeros míos llegó el verano, llegó el verano. Luego verán los árboles llorando viendo rodar sus vestidos. Los que han tendido con tanto placer; porque el invierno con gusto les da; uno por uno se ven decaer, y ahora en el campo les toca llorar”
Lo cierto de todo, en medio de la prosa y los versos, es que estamos viviendo un calor intenso que nos provoca temor, la salud se deteriora en algunos casos, hay que cuidarnos, hidratarnos de manera significativa.
Nos corresponde desde luego, hacer un llamado especial, hay que cuidar la naturaleza, ella no es vengativa, pero nos cobra los excesos; huracanes, inviernos intensos que derivan en inundaciones, derrumbes, terremotos, heladas; y en estos insoportables calores que literalmente nos derrite.
Cuidemos los ríos, el agua dentro de poco será el motivo de guerras, enfrentamientos entre potencias que derivan de sequías y la sed que nos hará agonizar. No estamos lejos de eso, ya lo vivimos
Hay que reforestar, potenciar a Valledupar como la ciudad verde de Colombia, como en otrora; evitar el plástico que tanto daño le hace al ambiente; no más basura en los ríos, cuidemos el mar, seamos amables con la naturaleza, es nuestra responsabilidad.
Aportemos un granito de arena, los árboles son el pulmón del planeta. Sembremos un pulmón en cada espacio que podamos, es necesario. Sólo Eso.