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Solo falta que haya muertos

Ustedes saben que no me gusta sentir, ni vivir y mucho menos escribir sobre temas escabrosos o simples premoniciones de actos violentos, algunos a eso le llaman cobardía, en ocasiones he recibido ofensas verbales de las que he hecho caso omiso a cambio de evitar confrontaciones que puedan conducir a irremediables consecuencias para cualquier ser humano. La violencia no genera sino más violencia, dice el adagio popular que de valientes está lleno el cementerio.

Los festivales vallenatos se han convertido últimamente en eventos peligrosos. Concretamente generan peligro entre concursantes, organizadores y jurado, pero con el agravante que algunos participantes vienen incitando al público a revelarse y protestar, lo cual fácilmente puede ocasionar una trifulca de marca mayor que conlleve a una asonada. En la Loma, el acordeonero Javier Álvarez, micrófono en mano, cuestionó el sistema y las decisiones de los organizadores, luego el concursante Juan David Herrera y sus acompañantes también micrófono en mano cuestionaron al jurado y a la organización y decidieron retirarse del concurso porque no les favorecía el puntaje asignado, lo cual condujo a la declaratoria de “desierto”.

El pasado fin de semana en Bosconia se celebró el festival que paradójicamente lleva el nombre de Cruce de Culturas y allí ocurrieron hechos de mucha incultura, lo más triste es que estos fueron ocasionados por algunos participantes. De nuevo el acordeonero de la categoría profesional Javier Álvarez protagoniza actos de violencia y amenazas en contra de los organizadores del evento y se retira de la competencia sin concluir su ronda.

Como si esto fuera poco, el verseador William Felizzola agredió físicamente en plena tarima a uno de los miembros del jurado calificador, también como una manera de demostrar su desacuerdo con la calificación y decisión. Todo esto viene pasando en los festivales.

Los carteles mafiosos de los festivales se volvieron violentos, porque de todos es conocido que estos han venido operando hace rato en el tema de la corrupción en estos eventos, comprando y vendiendo los premios, lo que ya es vox populi.

Un tema que vale la pena analizar aquí es, si el sistema de calificación mediante paleta o cualquier otro medio de resultado inmediato y público, que precisamente se ha venido adoptando por muchos festivales para contrarrestar la corrupción, es suficientemente eficaz o, por el contrario, es una de las causas para que ocurran este tipo de hechos bochornosos.

Hoy precisamente inicia el Festival del Retorno en Fonseca, La Guajira, en el que se celebran sus bodas de oro y veo inscritos en acordeón profesional a casi todos los que estuvieron en La Loma y Bosconia agregándole a Julián Rojas y Juan Antonio Sajona, estoy casi seguro que si se emplea el sistema de paletas en este concurso, no concluyen su participación los mismos que iniciaron.

Se vienen buenos festivales como el de Villanueva, San Juan del Cesar, Barancabermeja, Chinú y Patillal, y otros que se me escapan, Dios quiera que los organizadores encuentren la fórmula para detener este tipo de problemas graves que afrontamos y no se dé la tragedia que anuncia el título.

COLOFÓN: Registramos con mucho beneplácito que el Festival Cuna de Acordeones sea en homenaje a dos personajes como Rita Fernández e Ismael Fernández Gámez, que el de Compositores le rinda homenaje a Juancho Rois y Silvestre Dangónd y que el Tierra de Compositores de Patillal haya escogido al gran poeta vallenato Gustavo Gutiérrez Cabello para homenajear al considerado precursor del vallenato romántico.  Sin duda bien merecidos esos homenajes que se realizarán en este segundo semestre del año.

Por: Jorge Nain Ruiz Ditta.

Categories: Columnista
Jorge Nain Ruiz Ditta: