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Sociedad violenta, herencia detractora

Nuestra actualidad, la forma como asumimos la vida, como se nos están presentando los hechos, nos muestra la sintomatología de una sociedad enferma; estamos faltos de valores, carentes de respeto ante las diferencias; intolerantes y de un individualismo crónico. Nos hemos dejado permear por la indiferencia en muchos casos. Es fácil analizar este tipo de diagnóstico.
Me quiero referir a los hechos que nos muestran como tal, ejemplos son muchos, pero hoy pretendo que analicemos el caso de las protestas que se dieron hace unos días en Bogotá. Por un lado los amantes de la tauromaquia, esos que les gusta la fiesta brava, que gozan como se maltrata y se mata a un animal que seguramente se preguntará en medio de una multitud expectante, ¿yo que hago aquí, qué hice para que me maltraten de esta manera? Algo parecido a lo que en región vivimos con las riñas de gallo. Es doloroso, cruel si se quiere, ver como dos animales se enfrascan en franca lid hasta que uno de los dos quede agonizante tirado en la arena, presintiendo una olla caliente para desplumarlo. Algo así.
Por otro lado los que protestan: los señores animalistas, que defienden a los animalitos del hambre, del maltrato, del desamparo y de la indiferencia estatal si se quiere. Pero creo que equivocados en su accionar, al menos en lo que nos mostraron hasta la saciedad los medios de comunicación, lo que hemos observado de testimonios de personas agredidas en las manifestaciones. Imposible que para mostrar mi antipatía por el maltrato animal, tenga que recurrir a la violencia en contra de otro ser humano que no piensa igual que yo, pero al que le debo respeto, precisamente por esa razón de diferencia y hermandad. ¿Que fueron utilizados los protestantes pacíficos y el espacio donde se movieron? Seguramente sí. Pero es ahí donde llega justo el análisis de esta herencia maldita que nos agobia.

Toda una vida llena de violencia, un país sumergido en el caos social, siendo más deferentes con la muerte de un animal; que nos duela más esto, que la muerte misma de un niño en manos de un violador inescrupuloso. Esto no se justifica. A una protesta por la violencia de género, o por la muerte de un hermano, se pueden contar las personas que asisten con los dedos de las manos.

Mientras que a este tipo de actos van miles de personas, dispuestos a matar por defender la vida de un animal. No justifico la violencia en ninguna de sus presentaciones. No estoy de acuerdo con la muerte de los animales en actos de sevicia y en un notable sadismo.

Es mi sentir, a los que esto les guste les respeto su criterio, pero repito, no lo comparto. Como tampoco comparto el nivel de polarización que estamos logrando en todo el país y en cada región, motivados por los diferentes criterios que asumimos, orientados por políticos corruptos, lideres nefastos; revisemos por favor como manejamos el pensamiento político y de raza y de género. En fin, no queremos esta mal queriente herencia violenta que nos tiene jodidos. Sólo Eso.
Por Eduardo Santos Ortega Vergara

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