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Sobre la informalidad

Por: Luis Elquis Diaz




La venta de gasolina de contrabando proveniente de Venezuela, se ha constituido en una alternativa laboral informal, que sostiene a muchos de los habitantes del sur de la Guajira y a varios municipios del Departamento del Cesar. Esta actividad informal, evidentemente ilegal, ha cobrado varias víctimas, no solo en la práctica de la venta directa, sino también en el transporte y distribución.
Las actividades ilícitas someten la libertad del hombre, cerrando cualquier opción sustitutiva, principalmente en educación, como sustento imperecedero, de igual manera, revela la insuficiencia gubernamental, no obstante a las estrategias adoptadas.
Hace aproximadamente 30 años, el municipio de Maicao en el Departamento de la Guajira, se abrió camino como importante epicentro comercial que proveía de productos y bienes a muchos comerciantes del país; esta situación actualmente es distinta, pues hubo presencia del estado para proteger a los empresarios y la producción nacional.
Para el estado es muy complejo contener este tipo de acciones, a lo largo del tiempo combatir la ilegalidad ha sido una tarea enfrentada con determinación; sin embargo, surgen novedosos esquemas que nutren el accionar ilícito, que en ocasiones se camufla en las actividades informales.
Encontrarse desempleado también es complicado para la ciudadanía, por lo tanto la opción recurrente se encuentra en actividades informales, las cuales no deben sobrepasar los linderos de lo ilegítimo. De acuerdo con el DANE, la informalidad en el país según la rama de actividad, la población ocupada informal en las trece áreas metropolitanas, se encontraba clasificada principalmente en comercio, hoteles y restaurantes (40,3%).
Según su posición ocupacional, trabajador por cuenta propia acumuló 59,2% de la población ocupada informal y el  52,8% de la población ocupada en el empleo informal tenía nivel educativo secundario; 30,2% tenía nivel educativo de básica primaria.
Los indicadores no muestran la venta de Gasolina como actividad informal, pero deja establecido que los niveles de educación de esta población están entre primaria y Bachillerato.  La envergadura de esta problemática es colosal, soluciones terminantes no las encuentro en el horizonte, pues allí confluyen factores de carácter ético y cultural, consuetudinariamente arraigados a nuestra conducta; sin embargo, existe una posibilidad de estricto carácter político.
Infortunadamente, las relaciones con el señor Hugo Chávez, en vez de afianzarse y consolidarse, recientemente retomo su cauce para disiparse y agrietarse, con tendencia a fragmentarse indefinidamente. No ha sido útil compartir frontera con Venezuela, muy poco ha servido que este pueblo hermano este a expensas de la importación de bienes de consumo, mientras mantiene en malogro el desarrollo de su sector primario, por ser una potencia petrolera.
Desde este espacio lamento inmensamente la desaparición de los cuatro integrantes de los núcleos familiares con residencia en Barrio San Martin de nuestra ciudad, con profunda tristeza recibo la temprana partida de Luis Fernando de 13  y de Luis Ángel, de 18 años de edad. Dos jóvenes anónimos, solo difundidos por el acontecimiento que produjo su deceso.
A ellos les correspondía estar dedicados a estudiar, para forjar un mejor destino, que definitivamente no está en la venta ilegal de gasolina. Cuesta pretender designar culpables, especialmente porque la culpa es de todos. A esta problemática es urgente encontrarle soluciones no obstante a la precariedad de las opciones. Sin embargo no es prudente permitir el establecimiento de una actividad prohibida, aunque se constituya en fuente para la obtención de ingresos para muchas familias, pues al mismo tiempo es una oportunidad para la desgracia.
Elquis0127@hotmail.com

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