Este domingo cultural no nos referimos a los asuntos judiciales que en esta época, como para aguar la fiesta, suelen hacerse públicos sobre la Fundación relacionados con el predio del Parque de la Leyenda, el pago de impuestos o con las controversiales alusiones a reconocidos cantantes.
No. Nos referiremos a otro asunto de justicia, a propósito de que nuestro columnista Jorge Nain, saliera ayer a comentar porqué habría ganado el hijo de ‘Colacho’, Wilber Mendoza.
Independientemente del veredicto, que, en el argot de abogados, se presume el correcto, pues fue la decisión de un jurado y no tiene el recurso de apelación, consideramos:
Los jurados deben ser personas conocedoras del tema. Solía escribir y refregar la Cacica el estribillo de Villa en su canto de El Pleito: "el que no conoce el tema sufre de engaño, yo como lo conozco soy mucho gallo".
Los jurados designados por la Fundación dejan mucho que desear. Siempre ha habido en esos jurados, en particular los de los profesionales, algunas altas personalidades, unos convidados de piedra. Lo suele hacer la Fundación en su atildado interés de hacer relaciones públicas, para su conveniencia y en ocasiones para la comunidad. El Festival es un escenario de reuniones de amigos que, por la calidez del vallenato, tienen motivos y obtienen resultados. El alcalde Socarrás dijo en la radio que 60 altos funcionarios vinieron y quedaron cosas importantes para la ciudad. No lo dudamos. Hace 20 años, en medio del Festival, obteníamos del presidente Gaviria un apoyo sustancial para el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado cuyas redes ahora se buscan reponer, en similar escenario, con el del presidente Santos.
Pero ese cuerpo colectivo de jurados, insistimos, deben, por lo menos en su gran mayoría, ser competentes.
El otro aspecto, es que los fallos deben ser fundamentados y leídos en público. No pretendemos que sean farragosos como los de ciertos jueces en derecho. Pero si es necesario y respetuoso que el público sepa las razones de las decisiones y no se deje a la libre interpretación.
Motivos hay para pedirlo así para los próximos eventos: es justo hacerlo y habla bien de la institución; el pueblo cada vez participa menos de la decisión final – las finales se hacen en un evento limitado por su costo a los estratos altos de la población, en contraste con el otrora Festival de La Plaza- y tiene derecho a una información fundamentada y hay miles de visitantes del interior que asisten a la final de los concursos y, en medio del resaltado artista internacional que se presenta, tendrían una buena oportunidad de conocer la razón del fallo. ¡Hasta en los concursos de las ferias de ganados y caballos los jueces, que saben su oficio, fundamentan, explican y hacen públicos los fallos!