El balneario La Mina, ubicado a cuarenta kilómetros de Valledupar, en la vía a Atánquez. En este sitio el caudal del río Badillo disminuye, lo que les permite a los visitantes bañarse en una piscina natural que está protegida por impresionantes formaciones rocosas de color blanco talladas por el flujo del agua a través de los años. La Mina es uno de varios balnearios de la región que se forman gracias a los deshielos de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Otro de los atractivos con que cuenta la región es el ecoparque Los Besotes, que consiste en una reserva natural situada a 10 kilómetros de Valledupar. Entre las más de 1.000 hectáreas distribuidas entre los corregimientos de Los Corazones y Río Seco se cuentan cuatro observatorios de fauna y una red de 12 kilómetros de senderos que los visitantes pueden recorrer para ver venados, armadillos, micos maiceros, dantas y monos aulladores, entre otros animales.
Allí habitan 285 especies de aves como cóndores y guacamayas verdes; y 44 especies de mamíferos.
Los habitantes del Cesar y turistas de la región no se pueden quedar sin conocer el parque de Patillal, ubicado a media hora de Valledupar. Allí está el Parque de las Monedas, un sitio en el que se les rinde homenaje a ocho compositores vallenatos nacidos en este pueblo. Se trata de una gliptoteca al aire libre en la que las caras de maestros como Rafael Escalona y Freddy Molina adornan por un lado monedas de cerca de un metro de diámetro; por el otro se lee una estrofa de la letra de una canción.
Otra opción para visitar es el balneario El Mojao, ubicado al norte de Valledupar, en las estribaciones de la Sierra Nevada muy cerca al corregimiento de Atánquez. Está conformado por piedras gigantescas por donde descienden aguas cálidas y cristalinas de tonalidades azul verdosas. Tiene piscinas naturales que permiten un baño tranquilo.
El sitio más tradicional de la capital del Cesar es el balneario Hurtado, donde discurre el río Guatapurí, que se desliza desde la Sierra Nevada de Santa Marta y baña la ciudad. Aquí se ve sobre una roca la estatua dorada de Rosario Arciniegas, una niña que, según la leyenda, se convirtió en sirena al zambullirse en sus aguas durante Semana Santa.
En este lugar está como novedad la playa Maravilla, espacio que simula una playa a lo largo de 560 metros lineales, donde sembraron 60 palmeras, 700 matas de trinitaria y esparcieron arena de río para luego cubrirla con arena de playa.
Bañarse en ríos, caminar en parques, acercarse a culturas indígenas y ver cómo los niños aprenden a tocar la música vallenata son experiencias inolvidables en Valledupar.
Annelise Barriga Ramírez/El PILÓN