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Sinopsis a ‘La oculta’

La sinopsis que nos permitimos hacer de la obra La oculta, del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, tiene el propósito de motivar a los lectores y las lectoras para que valoren el talento nacional, en la pluma de un escritor que se ha convertido, y no por casualidad, en uno de los más importantes de la literatura latinoamericana.

La obra que lleva por título el nombre de la finca, situada en las verdes faldas tan típicas de la topografía antioqueña, al suroeste del departamento, a tres horas de la capital, cuya historia comienza, como inicia la de muchos otros municipios; con un puñado de hombres, que, con el azadón en mano, sueñan con un mejor porvenir para su descendencia. Leer ‘La oculta’, es volver a la teoría rousseauniana que predica que “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”.  Pero también es volver al ‘Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado’, de Engels, en un microcosmos donde sus primeros pobladores se debaten en el dilema si emparentar con mujeres de su misma familia, por conocidas, o pertenecientes a otras familias asumiendo el riesgo del fracaso matrimonial. Pero además nos traslada a la novela ‘Cien años de soledad’, y las vicisitudes propias de la fundación de Macondo, cuya expedición lideró José Arcadio Buendía; por sus páginas se percibe el olor, no de la guayaba, sino el de la panela hecha en los trapiches, los paisajes montañosos, los árboles nativos, los labriegos con su infaltable sombrero aguadeño y su carriel terciado. Las imágenes propias de su cultura, como la foto de los abuelos, la ropa de trabajo, el dominguero para asistir a la misa, las expresiones castizas pronunciadas con sencillez y elocuencia. 

Además de interesante, la obra de Héctor Abad Faciolince, nos hace un recuento del origen familiar del migrante que cruzando el océano llega hasta Jericó, persiguiendo tal vez el sueño de hacerse rico en lejanas tierras, confirmando aquello de que nadie es profeta en su tierra. 

Que en la novela hay mucho de ficción, eso es indudable e inevitable, pero también es cruda en la descripción de los padecimientos causados por la guerrilla, el paramilitarismo y, por último, el urbanismo, que nos deja atónitos cuando se advierte de lo que es capaz de hacer el ser humano llevado por la ambición desmedida.

La minería, la cruel deforestación y la pérdida de los valores morales no son temas ajenos a la novela, por el contrario, se erigen en parte fundamental del entramado. El lenguaje utilizado por el autor es de fácil comprensión, envolvente y sencillo. 

Nos llama poderosamente la atención, la forma en que se aborda el tema religioso, la fe y el rol que jugaron los primeros sacerdotes en el desarrollo agrícola del naciente municipio de Jericó.

Toda esta amalgama de ingredientes, dan como resultado una narrativa premonitoria y que invita a la reflexión muy de moda por estos tiempos sobre el tema energético: ¿el progreso justifica acabar con los recursos naturales?

Cita de cierre: “Había en el pueblo una lucha sorda entre los negociadores, conquistadores y depredadores de siempre, que veían la plata fácil de las regalías, a pesar del paisaje, el agua y la naturaleza, y quienes querían defender la tierra tal como era, la riqueza natural y sobre todo la belleza, esa belleza que se preserva se crea cultivando el campo y protegiendo los montes y la tierra”. Autor: Héctor Abad Faciolince. Obra: La Oculta. darioarregocesb@hotmail.com

Por: Darío Arregocés Baute

Categories: Columnista
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