Por: Amylkar D. Acosta M1
Una vez más Colombia enfrenta el grave predicamento en sus relaciones comerciales con los EEUU de quedarse sin la ratificación del TLC que firmó en 2006 y sin la extensión de los beneficios arancelarios que se derivan de la ratificación de la promulgada en agosto de 2002.
Los mismos datan desde diciembre de 1991, cuando se aprobó por parte del Congreso de los Estados Unidos su primera versión que fue el ATPA. Su vigencia inicial se prolongó por diez años, luego se renovaría cada cinco años; pero últimamente sus prórrogas fueron cada vez tan angustiosas como breves por el embeleco del TLC. Se le metió en la cabeza al entonces Ministro de Comercio, Industria y Comercio, Luis Guillermo Plata, que “extender las preferencias arancelarias por más de un año es inconveniente, porque eso puede convertirse en un sustituto del tratado bilateral”.
El sector privado lo secundó en esta frustránea estrategia y através de uno de sus más caracterizados voceros, el Presidente de ANALDEX, Javier Diaz, manifestó el temor que abrigaba de que la ampliación por más tiempo de las preferencias “llegue a quitarle la urgencia y la prioridad que tiene el TLC”. Ellos se dieron por satisfechos y consideraron como un gran logro el que la última prórroga fuera por sólo seis semanas. Todo, para después estar haciendo fuerza y saltando matones, como está pasando ahora, debido a las trabas que han impedido que el Congreso estadounidense extienda una vez más dichas preferencias.
Pero, parece que no se escarmentara; Javier Díaz, Presidente de ANALDEX, aseguró recientemente que “sobre la mesa hay una propuesta de extender el ATPDEA hasta julio porque se quiere presionar una aprobación del acuerdo comercial, debido a que en el segundo semestre hay de nuevo elecciones y se puede enredar, y este tema desaparece de la agenda”, para estar nuevamente en julio en el stress al que ahora están sometidos los exportadores.
Lo cierto es que al no haberse tramitado oportunamente la prórroga del ATPDEA, desde el domingo 13 de febrero se perdieron sus beneficios y todas las exportaciones sin excepción están pagando aranceles para ingresar al mercado de los EEUU. Dado que el Congreso de los EEUU entró en receso por dos semanas desde el jueves 17, ello significa que dicha situación se prolongará por lo menos por un mes.
Así como en su momento la Ley de Ajuste de Subsidios y Servicios, más conocida como TAA, malogró el trámite de ratificación del TLC por parte del Congreso de los EEUU, ahora se ha convertido en la manzana de la discordia entre demócratas y republicanos impidiendo la aprobación de la extensión de los beneficios del ATPDEA que los demócratas han atado a la suerte del TAA al incluirlo en el mismo proyecto. Se trata de una norma que busca proteger a los trabajadores norteamericanos que supuestamente queden cesantes, como consecuencia de la entrada en vigor de los TLC. Los republicanos aducen que no se pueden dar más ayudas porque se aprobó un seguro de desempleo. Su argumento es que no pueden existir dobles beneficios y los demócratas no ceden y exigen que el TAA y el ATPDEA se aprueben en simultánea. En este pulso entre demócratas y republicanos Colombia está atrapada entre dos fuegos, sin saber qué hacer.
De nada ha valido ha valido la exhortación de Obama al Congreso para renovar el ATPDEA “lo más pronto posible”, ni la intervención del Embajador y Representenate Comercial de los EEUU adscrito a la Casa Blanca Ron Kirk instandolo “a extender estos tres programas (entre los cuales está el ATPDEA) lo más pronto posible y hacerlo más sustancialmente que por unos pocos meses”.
Y fue más lejos al condolerse de la suerte del país considerado por Obama como su aliado estratégico, pues, según él “agricultores y trabajadores en Colombia perderán acceso al mercado estadounidense justo cuando se están recuperando de severas inundaciones” y remató diciendo “estoy decepcionado”. Y de aquello nada!
Riohacha, febrero 19 de 2011
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