He visto, sin meter la cuchara, el gran problema que hay con la construcción de una, por ahora, casa en las faldas del cerro de Cicolac, cumpliendo su propietario con el lleno de los requisitos legales, entre ellos el permiso o visto bueno de la Curaduría Primera a cargo del veterano y eficiente funcionario Augusto Orozco Sánchez. Para mí están cogiendo el toro por el rabo, han debido hacerlo por los cachos; aquí el problema no es jurídico, ese impase lo superan, pues me imagino que tendrán sus títulos en regla y además legalizados por el POT, el famoso POT, el corrupto POT que convierte la tierra en oro, el baloto que se ganan los concejales y alcaldes de turno a cada rato y que transforma a pobres en ricos en un santiamén, a millonarios en billonarios, pues de un momento a otro una hectárea de tierra pasa de $30.000.000 a $500.000.000, o más. Asombroso verdad.
Los estudios no son jurídicos, deben de ser geológicos, de ingenieros civiles, de minas y forestales, que determinen si con lo que se está haciendo el cerro ante cualquier temblorcito no se esparrama o desparrama, es lo mismo, y sepulta esas casas y espachurra o ‘despachurra’, es lo mismo, a todos los que están adentro. ¿No podrá pasar eso? Acuérdense lo que en alguna ocasión le pasó a los holandeses que orgullosos y retadores decían que Dios había hecho el mundo y ellos a Holanda porque le robaron al mar sus playas para ampliar sus zonas industriales y residenciales, y en un momento el mar herido y enfurecido los tiró patas arriba y recuperó lo que le habían invadido. Qué tal que por erosionar sus bases y penetrar en sus entrañas, ese cerro se venga abajo. Eso es lo que hay que tener en cuenta para completar lo del zoológico y los daños ambientales que acertadamente han hecho referencia otros columnistas y editorialistas de EL PILÓN.
Esperamos las voces autorizadas de los sabios de Corpocesar, las secretarías de Agricultura con sus veterinarios y agrónomos, de las ONG especializadas en la materia que hasta el momento han guardado silencio, bien porque no les han pagado o porque no les gusta meterse en pleitos ajenos. Con mucho gusto cedo este espacio para quien oficiosamente lo quiera hacer y resuelva las dudas planteadas.
ADENDA: Señor director de Tránsito, inexplicable que ante el daño o apagón de los semáforos de la calle 16 o Calle Grande no haya agentes dirigiendo el tránsito. Es un verdadero peligro pasar por ahí, ante la mirada indiferente de 42 “azules” que los encuentra uno en macetas en los sitios más raros y desolados. Hay 12 de mucha experiencia que si les dieran motos como a los nacionales, que después hay que pagarles, rendirían mucho en su trabajo, quizás lo triplicarían. Kammerer, Temistocles, López y otros tienen mucha experiencia pero sin motos están muy limitados; y otra cosa, acuérdense de los reducidos de la carrera 8 y evite una posible tragedia.
Me complacen mucho las exitosas operaciones a las que fue sometido Poncho Zuleta, y aprovecho para darle las gracias por el pernil de hipopótamo que me mandó de regalo navideño. Del hombro quedó al pelo, de las otras operaciones, una arriba en la garganta, también, y presumo que en la de abajo, del “cliente”, también. Supe que había quedado como un riel y nuevecito como de pelao’ de 16. Muchos éxitos en todo.