Del año pasado lo mejor es no recordarlo; lo único bueno es que logramos sobrevivir, llenos de miedo, nervios, diarreas, calenturas parecidas a la fiebre, dolores de cabeza y garganta, tos y ‘gripitas’ al acecho del criminal bicho ese, que está presto y dispuesto a acabar con la vida del que sea sin respetar pinta, y no cede, está en la flor y más ‘enchollao’ que nunca.
Si aguantamos casi un año para que no nos pique, cómo no vamos a ser capaces de evitarlo en lo poco que queda para vencerlo. ¡Sí, hombe!, cómo no vamos a hacerlo, ya la vacuna está comprada y autorizada, y creo, porque soy optimista, que dentro de un mes máximo estaremos estirando el brazo para darle su trancazo.
Por lo pronto, Mercy, María Luisa y yo estaremos en acuartelamiento de primer grado hasta cuando nos llamen para ‘puyarnos’, y por ahora estamos seguros que estamos sanos porque ayer nos llegaron los resultados de las últimas pruebas que nos hicimos con un sonoro y agradable negativo.
No seamos pendejos, no demos papaya, vamos a cuidarnos en extremo en estos pocos días que nos faltan, y si por necesidad extrema tenemos que ir a la calle no nos quitemos el tapaboca y nariz para nada; guardemos distancia.
Las autoridades hacen inmensos esfuerzos para preservar nuestras vidas, pero si no ayudamos es imposible. Parece que no la quisieran y la menosprecian y patean con deleite, se burlan de la muerte y siguen creyendo que esto es un juego a pesar de la gente que se ha muerto.
Como vamos, vamos muy mal, y ojalá Dios nos proteja y en ese crucial mes no veamos escenas dantescas parecidas a las de Guayaquil, Ecuador, donde la gente se moría en la calle porque las clínicas y los hospitales estaban al tope. Ojalá que eso no suceda y nosotros somos los únicos que podemos evitarlo, cumpliendo con las órdenes expedidas por las autoridades, especialmente en esta ciudad donde nuestro alcalde, Mello Castro, hace ingentes esfuerzos para lograrlo.
Estamos cerca, muy cerca, de llegar a la meta y al menos salvarnos de esta, pues la ciencia, con la orientación de la luz divina, actuó y lo hizo rápido, en tiempo extra, como ningún pesimista, que eran muchos, lo hubiera pensado, para que acabe esta horrible noche y el 2021 sea un año lleno de felicidad y satisfacciones. No esperemos que nos cuiden, cuidemos y ayudemos a las autoridades a cuidar nuestras vidas, ya estamos grandecitos.
Alcalde, el barrio o sector más productivo de la ciudad es El Boliche, ahí todo mundo trabaja de sol a sol, gana plata y merecen comodidades, por eso vale la pena que los funcionarios de Obras Públicas se echen una pasadita por el sector y procedan a tapar los huecos que hay, y además embellecerlo pavimentado los pedacitos destapados que hay detrás de la caseta Aguardiente Antioqueño. Ojalá pueda seguirlo felicitando aunque produzca rasquiña urticante.