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Sí hay motivos para festejar

No hay motivo de celebración, es la desafortunada frase que escribe Germán Vargas LLeras en su leída columna dominical en El Tiempo, a raíz de la inauguración del ansiado túnel de La Línea, que une al centro con el occidente del país ahorrándose una hora o quizás 100 km, comenzado hace más de 10 años y que llevó a feliz término, sin egoísmos ni mezquindades, el presidente Iván Duque.

¿Cuál sería el motivo? “No sé sabe, no sé sabe, no sé sabe todavía”, dicen que es represalia por haber omitido su nombre en los actos oficiales. Lo seguro es que no son las razones que él esgrime, si así fuera, aquí no se podría inaugurar ninguna obra, pues todas tienen una trayectoria llena de historias negras y principalmente costosas, muy costosas. Si así fuera, en el Atlántico no se podría terminar e inaugurar con festejos la autopista Barranquilla-Cartagena que llevan más de 40 años de estarla haciendo pues recuerdo que en 1.980 cuando yo sembraba algodón en El Palmar y El Bácharo, para ir a la arenosa utilizaba esa vía ya en construcción. Ojalá que en los 2 años que faltan se termine con todos los sobrecostos e inconvenientes que ha habido y tengamos ese motivo para celebrar. Ojalá este gobierno, estoy seguro que lo hará, se ponga al día con mi sufrida y sedienta Guajira y termine e inauguremos la abandonada represa del Ranchería, a la cual el expresidente Santos, de mala fe y revanchismo con  maldad y desprecio al pueblo guajiro, mestizos e indios, no le dio la gana de terminar por mezquindades políticas.

Y me pregunto: ¿por qué? En ese tiempo, 10 años, los gobernadores y alcaldes, Asamblea y concejos no hicieron nada para tratar de terminar esa redentora y magna obra que proveerá de agua a una vasta región del sur, centro y norte de la península. Fueron indiferentes siguiendo el mal ejemplo presidencial. De los muchos billones que se gastaron o más bien despilfarraron hubieran cogido unas esquinitas en cada año y la hubieran terminado. Eso no les interesó prefirieron robarse la plata y hoy casi todos están, unos huyendo y otros detenidos. “Pobre Guajira mía” como dijo Marín.

Y aquí en El Cesar, mi otro departamento, sería maravilloso que se continuara el pedacito de autopista Valledupar-La Paz ya que el puente Rafael Escalona Martínez está construido pero nunca ha pasado un carro y después de 20 o más años  tuviéramos la oportunidad de celebrar su terminación e inauguración. Sería un buen motivo.

Y por último, un poco distinto pero parecido, mi obsesión, mi cantaleta desde hace muchos años: Los Besotes, estoy seguro que al terminar el año o a principios del otro habrá un bombazo con una grata noticia, enfrentada a la mala del pesimista ministro Malagón, en donde en 4 o 5 años en Valledupar y los municipios vecinos se acabará el eterno problema de ,”se fue el agua o no hay agua, tiene días de no venir” y en buena parte de esta zona con un riego tecnificado se podrán explotar sus fértiles tierras y exportar sus productos a todo el mundo. Ese si sería un motivo bien bojo para celebrar.  Esperemos las buenas noticias.

Categories: Columnista
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