Sobre la implementación de proyectos energéticos en el área de la Sierra Nevada de Santa Marta, denominada como Línea Negra, hay muchos mitos. Si bien es cierto los indígenas se han opuesto a los proyectos de infraestructura y minería en las estribaciones de la sierra, está demostrado que hay proyectos que sí se pueden desarrollar en ese territorio, siempre y cuando sean amigables con el medio ambiente y no atenten contra la cultura de los pueblos ancestrales.
En ese sentido celebramos que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, en su rol como organismo técnico a cargo del licenciamiento ambiental, haya dado vía libre a un proyecto para la generación de energía fotovoltaica -transformación directa de la radiación solar en energía eléctrica, en zona rural de Valledupar.
Este será el primer complejo para la generación de energía fotovoltaica, con una producción estimada de 41.667 MWh/año durante 30 años de operación, en el corregimiento de Azúcar Buena-La Mesa, territorio de intensa presencia de indígenas arhuacos, acérrimos opositores de los proyectos que puedan afectar el medio ambiente. Allí, fue necesario hacer consulta previa con los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta: arhuacos, kankuamos, koguis y wiwas.
Los que no quedaron muy contentos son los campesinos de la zona, quienes sienten que no fueron tenidos en cuenta, pero seguramente con el pasar del tiempo habrá estrategias de responsabilidad social empresarial de la planta generadora de energía para ir apoyando el mejoramiento de vías y la electrificación rural, para que quienes trabajan el campo pueden beneficiarse de las energías renovables, amigables con el medio ambiente y más baratas.
Como lo explicamos en el foro ‘Energías Renovables Sin Límites- El Cesar paisaje de sol’, realizado el pasado 7 de febrero, nuestro departamento tiene un gran potencial en el desarrollo de este tipo de proyectos por su alta radiación solar y en ese sentido el Gobierno debe darles las garantías para que se desarrollen con los ya conocidos efectos positivos, como la generación de empleo de mano de obra calificada y no calificada.
Recordemos que la multinacional Enel decidió invertir en el corregimiento de Cuatro Vientos, jurisdicción de El Paso, cerca de 70 millones de dólares, para crear una planta de producción de energía solar, la más grande en Colombia. Vamos bien, en el camino hacia la transformación energética del país, aunque hay mucho por hacer.
En el departamento del Cesar y toda la región Caribe, donde hay 22 proyectos de este tipo, está el futuro energético de Colombia, por lo que es muy positivo que los indígenas estén abiertos a permitir que se impulse el desarrollo del país desde sus territorios.