Por: Claudia Margarita Zuleta
Quiero reiterar al pueblo del Cesar, el significado del rol que represento y representaré como diputada en la Asamblea Departamental: soy la voz firme y respetuosa de la oposición. Estaré para proponer debates sobre los problemas que, en materia de seguridad, en materia social o económica aquejan a nuestro pueblo y para proponer y exigir respuestas que los alivien. Así también, para ejercer el control político y fiscalización a las decisiones del gobierno, veeduría a la inversión de los recursos públicos y señalar cuando la falta de transparencia amenace el cumplimiento de sus fines.
El control político y la fiscalización son los mecanismos de control al poder que son la esencia de las funciones de las corporaciones políticas. En mi ejercicio como diputada, lo ejerceré con absoluta autonomía, seriedad y compromiso con la gente, sin permitir nunca que mi voz sirva a estructuras ni organizaciones con fines clientelistas. Mi propósito es luchar por un Cesar más justo, incluyente, próspero y equitativo.
Un Cesar más justo, es donde todos tenemos acceso a las oportunidades, y el gobierno actúa con transparencia, invirtiendo y distribuyendo los recursos públicos con estricto apego a la constitución y a la ley, para responder a las demandas de los ciudadanos en todas las regiones, y para todos los sectores.
Defenderé que en el Cesar no se siga legitimando un mandato desde una “casa de gobierno”, pues eso no es propio de las democracias. En una democracia legítima, el gobierno lo hace el pueblo a través de sus representantes. Las “casas de gobierno”, en cambio, son figuras propias de las hegemonías modernas, que se visten de institucionalidad porque usan partidos políticos y elecciones, pero tanto los partidos como las instituciones se encuentran planamente cooptados por unos cuantos a través de las conocidas y deploradas prácticas del clientelismo y la corrupción.
Los demócratas entendemos que si hay algo que caracteriza la democracia es la diversidad, el pluralismo y la alternancia en el ejercicio del poder. Todo lo anterior, es negado por las “casas de gobierno” limitando uno de los mayores valores que otorga la democracia a los ciudadanos: la libertad.
Defenderé también un Cesar más incluyente, en el que se promueva más presencia de mujeres en los espacios de participación política por elección popular, ya que, si bien por primera vez se elige una mujer gobernadora, debemos reconocer una reducción en el número de mujeres alcaldesas, diputadas y concejales. Seré también la única mujer en la Asamblea del Cesar. Por eso asumo también la causa de promover una política que impulse la participación de las mujeres en política y de todos los grupos poblacionales que están siendo infrarrepresentados en los escenarios de decisión política a nivel departamental.
Quienes han visto mi actuación en el periodo 2020-2023 saben que he sido firme en mis posturas, contundente con los argumentos, y respetuosa con las personas. Esa es y seguirá siendo mi línea de conducta: firmemente crítica y fiscalizadora, pero con sensatez y responsabilidad para acompañar las iniciativas cuando se noten convenientes al Cesar.
Para quienes se preguntan, que tan útil es permanecer en oposición en una asamblea amplia y mayoritariamente oficialista, quiero decirles sin pretensiones personales, pero claramente y sin ambages:
El hecho de que no haya otras voces de oposición, le da a mi voz en la Asamblea, la mayor fortaleza y la reviste de dignidad y de importancia, pues es la única voz disidente al poder de la “casa de gobierno”, esta voz se alzará para levantar conciencia del pueblo del Cesar y se alzará porque a través de esa voz de oposición, se sostiene como de un hilo, la democracia en el Cesar.