Aunque las comparaciones son odiosas y la mayoría de las veces no conducen a nada, en algunos casos, son necesarias, más aún cuando se trata de reflexionar sobre lo que se tiene y el valor que se le debe dar a eso que se tiene.
Cuando se habla de la “Capital Musical de Colombia”, se viene a la cabeza la ciudad de Ibagué, capital del departamento del Tolima, ciudad que de acuerdo al Censo Nacional de Población y Vivienda, que adelantó durante el año 2018 el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), tenía una proyección para el año 2020 de 541.101 habitantes; mientras que en Valledupar “Capital Mundial del Vallenato” se estimaba para el mismo año una población de 532.956 habitantes, ubicándola como la onceava ciudad capital con mayor número de habitantes del país, por debajo de Ibagué que para la época era la novena.
Pero si además, nos ubicamos en los respectivos departamentos, donde están estás capitales, el Tolima tenía una proyección para el año 2020 de 1.339.998 habitantes, mientras que el Cesar para el mismo año tenía proyectado 1.295.387 habitantes. Lo que llama la atención es que la capital del Tolima que está a no más de 200 kilómetros (excelente carretera) de la capital del país y a pesar de contar con un Festival Folclórico Colombiano, que se celebra cada año, en el mes de junio, desde 1959, con un Festival Nacional de la Música Colombiana, creado en 1987 como un homenaje al dueto Garzón y Collazos y un Conservatorio del Tolima, no cuenta con un escenario como el del parque de la Leyenda Vallenata “Consuelo Araujo Noguera” que tiene Valledupar.
¿Será que Medellín, Cali o Barranquilla, que están en población y desarrollo por encima de las ciudades intermedias del país, tienen un parque que sirva para los mismos fines y tenga las mismas condiciones del parque de la Leyenda Vallenata? ¿Qué ciudad intermedia del país tiene un parque similar?. ¡Ninguna!
Incluso el Movistar Arena de Bogotá, con todo y sus excelentes condiciones, cuenta con una capacidad de 14.000 espectadores, mientras que el parque de la Leyenda Vallenata lo dobla en capacidad.
Pero además, en un país, donde muchas de las obras civiles que involucran recursos públicos, han sido objeto de innumerables adiciones en valor y prórrogas en tiempo y, muchas más además de estar precedidas de una ausencia total o parcial de planeación, evidencian mala calidad de la obra y sobrecostos; es difícil encontrar una obra civil como la del parque de la Leyenda Vallenata, que evidencia calidad de la obra y no evidencia sobrecostos.
Sin necesariamente ser experto, es fácil concluir que los recursos públicos aportados en su momento para la correcta ejecución de la obra de este parque, en suma total de $6.673.646.850 (provenientes de un Contrato de aporte de 2001, por $4.411.613.250; y de un Contrato de aporte de 2002, por $2.262.033.600), producto de los recursos suministrados por la Comisión Nacional de Regalías mediante convenios Interadministrativos suscritos con el Municipio de Valledupar en el año 2001 y los $1.964.518.808 recursos invertidos de manera directa por el Ministerio de Cultura y/o FONADE (2004), se ven en la obra. De hecho se evidencia optimización de recursos, contrario a otras obras que se han realizado en el país, en especial con recursos de regalías, muchas de ellas con problemáticas de calidad.
A una obra civil como la del parque de la Leyenda Vallenata “Consuelo Araujo Noguera”, se le debe prestar atención en cuanto a su protección, conservación y mantenimiento. Además desde la ciudadanía, preguntarse ¿Cuántas obras civiles iguales o parecidas al mencionado parque, encontramos en otras ciudades del país?