Es bueno preguntarnos, ¿Qué es ser mujer hoy? Esta pregunta varía según la zona del país donde nos encontremos y según las situaciones que estemos viviendo.
Pero lo que sí es cierto es que el papel que la mujer ha desempeñado en la sociedad, ha constituido uno de los fenómenos más importantes y revolucionarios del siglo XX.
Las mujeres han salido de la invisibilidad en la que estaban sumidas logrando acceder a la educación, ingresando al mundo laboral y al mundo de la política, lo que ha significado un cambio transcendental. Ahora las mujeres ocupan espacios en el ámbito público y privado, y les han reconocido derechos que antes les eran negados.
Estos cambios se han dado de manera progresiva, pero la incorporación de la mujer al ámbito público ha hecho que se incentiven las diferentes formas de violencias contra las mujeres en el ámbito privado, y que lleguen otros problemas como son la desigualdad salarial, la doble y triple jornada laboral, que evidencia las dificultades que todavía sufren las mujeres para acceder y participar en una sociedad igualitaria donde la incorporación del hombre al ámbito privado o doméstico no ha sido reciproco para una convivencia justa y equitativa.
También se encuentran otros problemas que afectan a muchas mujeres como es el desplazamiento, el tráfico sexual y la prostitución. Entonces, es imprescindible abordar la realidad de las mujeres, para que se realicen intervenciones eficaces orientadas a modificar las situaciones de desigualdad, pero especialmente para contribuir a la construcción de la igualdad.
Muchos países han adoptado compromisos para dar un impulso real a la mujer, es posible distinguir avances y retrocesos cuando se examinan el estado de la mujer y la pobreza, la educación, la salud, la violencia contra la mujer, los conflictos armados, la mujer y la economía, la mujer en el ejercicio del poder y la situación de las niñas, entre otras de las llamadas “esferas de especial preocupación” identificadas por Naciones Unidas, sorprende, sobre todo, lo mucho que resta por hacer.
Entre los avances que existen nos encontramos con el discurso de la mayoría de los gobiernos que hoy hablan de la necesidad de la erradicación de la pobreza y abordan abiertamente carencias y desafíos, como la poca representación femenina en la adopción de decisiones de alto nivel en todas las esferas.
Sin embargo, la adopción de planes de acción efectivos y la asignación importante de recursos para superar esas carencias no se han podido garantizar en particular en la promoción de la igualdad de oportunidades, erradicación de las diferentes formas de violencias contra las mujeres y concretamente en los derechos sexuales y reproductivos.
Más allá de mostrar avances y retrocesos, el desafío de hoy reside en la necesidad de encontrar formas efectivas de avanzar, insertar y realzar la diversidad y la diferencia, de potenciar al máximo la participación y potencialidades de la mujer, como parte del interés común de fortalecer la nueva sociedad.
Recordando al maestro José Martí quien nació en La Habana el 28 de enero de 1853, cuando sentenció que “las campañas de los pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer […]“, las sociedades post-capitalistas solo tendrán éxito si garantizan la plena igualdad, la participación y la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.
El reto para las mujeres hoy es mucho más grande porque no son la propiedad de alguien, deben dejar de buscar “un hombre que las posea”, como “la mujer de…, ” como “la mamá de…”, como si para eso hubieran nacido. Hoy la mujer debe ser lo que ella decida, sabiendo que existe un camino infinito por recorrer, un camino en el que ella puede decidir qué hacer con su vida, sin tener en cuenta las circunstancias sociales, educativas o familiares.
Finalmente, los invito a no felicitar el ocho de marzo, Día internacional de las Mujeres, porque es un día que se conmemora. No estamos celebrando el hecho de ser mujeres. No es un día para “felicitar” a las mujeres por ser lindas, tiernas, amorosas, sumisas, aguantadoras, luchadoras, buenas madres, buenas esposas o buenas hijas.
El Día Internacional de las Mujeres se conmemora para recordar a las 140 mujeres trabajadoras que perdieron la vida en un incendio en una fábrica textil de Nueva York, hecho que puso en la agenda de los países los derechos de las mujeres trabajadoras.
El ocho de marzo es una fecha para evaluar las condiciones en las que viven las mujeres en cada país, para exigir al Estado que cumpla con los compromisos internacionales de derechos humanos de las mujeres, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, también para exigir que rindan cuentas de los avances, logros, retrocesos y retos.
Por Beatriz Ramírez David*