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Ser auténtico

“… No puedo andar con esto, pues nunca lo practiqué” (1 Samuel 17,39)

Auténtico es algo o alguien acreditado como cierto y verdadero, dado por los caracteres o requisitos que en ello concurren. Es todo aquello que sea legítimo, verdadero, original, real, fidedigno o que esté seguro, justificado, autorizado, acreditado. Para el caso de personas, son aquellas que son consecuentes consigo mismas, que se muestran tal y como son, sin tapujos ni falsedades. 

Quiero referirme a este tema en razón a la frecuente tendencia a la imitación que observo en muchas de nuestras iglesias. Si vemos a un presbítero que acompaña sus homilías con cantos, todos quieren cantar. Si un evangelista conocido golpea su Biblia y camina por la plataforma durante sus predicaciones, entonces veremos a muchos otros golpeando y caminando. Si un músico de renombre usa frases para motivar al pueblo, al poco tiempo encontramos que la misma frase se repite en todas partes. Si un famoso pastor usa vestido entero o chaquetas para predicar, ahora todos quieren usar chaquetas, aunque el clima sea cálido.

Lo que revela este fenómeno, motivo de nuestra reflexión, es la tendencia de creer que la bendición de Dios está en las formas y no en la persona que está detrás del ministerio. Inconscientemente creemos que, atrapar las manifestaciones externas asegura la bendición que ha acompañado el ministerio y servicio del otro. 

El texto del epígrafe, hace referencia a cuando David se ofreció a enfrentar a Goliat. El rey Saul se mostro escéptico y quiso disuadirlo de su intención, pero frente a la decisión persistente del joven David, accedió a prestarle su equipo de guerra, pensado que de esa manera lo dejaría mejor preparado para enfrentar semejante desafío ante el gigante Goliat. David se vistió la armadura y empuñó la espada; pero, al intentar caminar con ellas, encontró que eran demasiado pesadas e incómodas como para serle útiles. Entonces, optó por las herramientas que utilizaba todos los días: su honda y su cayado. 

Hay un corolario importante que podemos sacar de este incidente, que tal vez pasa desapercibido para muchos. ¡Si el Señor va a usar a una persona, será con las habilidades que le ha dado y no con las habilidades que les ha dado a otros!  La iglesia de Jesucristo no necesita de réplicas. Necesita de hombres y mujeres que sean auténticos y fieles con lo que han recibido de parte de Dios. 

Caro amigo: si te esfuerzas por ser lo que no eres, nadie podrá reemplazar el lugar original que dejas vacío, porque Dios te entrenó y capacitó para ocupar ese lugar. No te avergüences de ser lo que eres, ni de las herramientas que tienes a la mano; quizá no sean tan impresionantes y espectaculares como las que otros tienen, pero son las tuyas y las que te han permitido ser fiel en el pasado. No anheles ser lo que no eres; en cambio, perfecciona cada día la manera de hacerlo mejor para el servicio del Gran Rey.    

La bendición de Dios descansa sobre tu vida cuando eres genuinamente lo que Dios te ha mandado a ser. Vive conforme con tu propia medida de fe, sirve en el ministerio, enseña, exhorta y reparte con solicitud y generosidad, haz misericordia con alegría. ¡Sé tú mismo! Ninguna imitación puede ser tan buena como el original. Levanta la frente, avanza confiado. ¡Dios está contigo!  Fuerte abrazo y bendiciones abundantes. 

POR: VALERIO MEJÍA.

Categories: Columnista
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