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¿Seguirá el Cesar y Valledupar sin Control Político?

Por Emiliano Piedrahita Porras

Me voy a detener hacer un análisis  de la importancia del rol que deben desempeñar los diputados y concejales en Colombia, que son simplemente la exigencia que establece la Constitución Política en su Artículo 300, y el Artículo 313, respectivamente, en donde se esboza cada una de las funciones que se convierten en obligaciones  constitucionales y de ley.

 Para no relacionar cada una de ellas, me suspendo en la principal, que es el control político, que lo puedo definir como el mecanismo efectivo en cabeza de los cuerpos colegiados (Asamblea y concejos) con el objetivo de exigir y garantizar el ejercicio del poder y la gestión gubernamental  de una manera transparente y al mismo tiempo reclamar la responsabilidad política de quienes llegan a cargos de elección popular  y al mismo tiempo la de su equipo de gobierno, es sencillo, es velar por que las acciones de gobierno que se implementen en un departamento o municipio, este de la mano de los principio de  transparencia y equidad.

Pues bien, Colombia un país en donde todavía reina la democracia, se pueden elegir diputados y concejales para que hagan el control político a quienes administran los entes territoriales, pero ha sido un fracaso total el papel que desempeñan estos actores, por lo menos lo puedo señalar en el departamento del Cesar y el municipio de Valledupar, en donde son convidados de piedra, donde no les interesa si se están haciendo las cosas bien o mal, en donde prevalece mucho más el interés económico por cada proyecto aprobado, que las necesidades que padecen las comunidades, como ha sucedido en nuestro Valledupar, unos concejales que aunque han sido elegidos en dos y tres oportunidades, pasan sin pena ni gloria por esa corporación, al punto que no presentan iniciativas algunas, en donde han estado envueltos en procesos disciplinarios y penales por la elección del personero y contralor municipal, en donde realizan sesiones de cinco minutos para cobrar los honorarios de esa sesión, en donde nuca se vio una citación de control político a los secretarios de despacho, para que respondieran por temas tan cruciales como la seguridad, el alumbrado público, el desempleo, la semaforización, entre tantas otras, y si lo hicieron, aplicaron el lema “Hagámonos pasito”, es decir no paso nada. 

Si por el Concejo llueve, por la Asamblea no escampa, porque de control político, pocon pocon, en donde era necesario sentar en el banquillo a los secretarios de despacho, que solo cumplieron con el libreto que les impusieron, sobre todo la responsable de la cartera de Educación, de Agricultura y Desarrollo Empresarial, así como al secretario de salud. En el caso de Educación, para que respondiera temas tan importantes como la calidad en la  alimentación escolar, la falta de profesores en las instituciones educativas del departamento, la disminución de la cobertura educativa y la mala calidad, en el caso de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo empresarial, para que por lo menos mostrara avances en temas de proyectos productivos, de fortalecimiento y apoyo a los campesinos y ganaderos, la implementación de políticas públicas encaminadas a mejorar las necesidades de los gremios agrupados en comité intergremial del Cesar, así como llamar a control político al secretario de salud, por la preocupante cifra de dengue hemorrágico en el departamento, en donde estamos ocupando el quinto lugar a nivel nacional. 

Lo desconocido por muchos, es que la Asamblea del Cesar, maneja un presupuesto de 6 mil 87 millones de pesos anuales, en donde los diputados ganan honorarios de 25 millones de pesos mensual, pagados por 6 meses de sesiones ordinarias y 3 meses de sesiones extraordinarias, es decir, 9 meses de sesión, que equivalen a 225 millones al año por diputado, En el caso de los concejales de Valledupar, ganan honorarios de 13 millones de pesos mensual, por 9 meses de sesión. Es decir, esa plática se perdió, porque de gestión y control político nada de nada.

Como nos duele el hundimiento de la reforma política, en donde elimina las asambleas y los concejos municipales, lo único que nos  queda es la esperanza de que en estas elecciones no se vuelvan a elegir los mismos con las mismas.

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