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Seamos bondadosos

Por: Valerio Mejía

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”
Gálatas 6:10.

La bondad es amor en acción. Es una expresión práctica de amor. Es comprometerse con el bien de la otra persona. Es asumir la actitud de hacer bien a otros. Es buscar la necesidad y llenarla. Buscar el dolor y curarlo. Es una elección que debemos hacer cada día. ¡Eso es la bondad!.
Debemos ser bondadosos porque Dios es bondadoso con nosotros, porque por misericordia fuimos escogidos y tenemos libre entrada hasta el trono de la gracia. También debemos ser bondadosos porque queremos que las otras personas nos traten con bondad. Sembrando bondad, cosecharemos bondad.
Somos bondadosos cuando nos hacemos sensibles a los demás, estando alerta a las necesidades de quienes nos rodean. Cada persona con la que interactuamos, necesita bondad porque de alguna forma todos estamos dolidos, y todos necesitamos del apoyo bondadoso de los otros.
Me refiero aquí al hecho de ayudar a levantar vidas en lugar de destruirlas. Especialmente teniendo cuidado con lo que decimos a la gente. Ofreciendo apoyo con nuestras palabras, hablando de los otros en forma bondadosa.
¿Estamos ofreciendo apoyo con nuestras palabras? ¿Animamos o desanimamos? ¿Levantamos o dejamos caer?
José es un buen ejemplo de un hombre que habló con palabras bondadosas. Aun cuando todo fue mal durante años por culpa de la envidia de sus hermanos, cuando tuvo la oportunidad de desquitarse y vengarse, los apoyó y les habló en forma bondadosa. Las palabras bondadosas pueden construir puentes de reconciliación.
En ocasiones, ser bondadoso también significa exponerse tal cual es, decir la verdad, ser completamente franco con las personas, estando comprometidos con su bienestar.
¿Cuándo debemos ser bondadosos? Según el texto del epígrafe: ¡siempre que tengamos la oportunidad!
¿Alguna vez le sucedió que quiso escribir una nota de agradecimiento, o hacer una llamada telefónica, o enviar un presente, y se retrasó en hacerlo y lo siguió posponiendo hasta que se le pasó el tiempo y no lo hizo? Creo que a todos nos ha sucedido.
Amados amigos lectores, cuando se trata de demostrar bondad, las buenas intenciones no cuentan. Debemos ser espontáneos y hacerlo.
La historia del Buen Samaritano, también es un buen ejemplo de bondad: Un hombre estaba herido, los ladrones lo despojaron, le pegaron y lo dejaron desnudo y herido de muerte a un lado del camino.  La actitud del sacerdote y del levita no fue bondadosa; pero pasó un samaritano, se acercó, vendó sus heridas y lo llevó al mesón y cuidó de él; luego quedó responsable de su recuperación. ¡La bondad cuesta! Creo que Jesús contó esta historia para que recordáramos a las personas que nos rodean y que están lastimadas.  Además, creo que el mayor enemigo de la bondad, es el estar ocupados y el pensar que no tenemos tiempo para demostrar ternura.
El asunto es: hay tantas maneras de mostrar bondad como personas que la necesitan.
Mi invitación hoy es a que demostremos bondad con las personas a nuestro alrededor, siendo sensibles y estando alertas a las necesidades de los otros.  Siendo cortes, prestando atención  a quien nos hable, aprendiendo a sonreír, ofreciendo apoyo, ayuda y orientación, dando palabras de ánimo, abriendo nuestro corazón y permitiendo que los otros entren.
“Querido Señor, enséñame a ser bondadoso así como tú eres bondadoso conmigo. Gracias por tu bondad y amor infinito. Amén”.
Recuerda: sé sensible y manifiesta la bondad de Dios a otros.
Temando un abrazo cariñoso en Cristo y todo nuestro amor…
valeriomejia@etb.net.co

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