La Asamblea de la ONU revisará la estrategia mundial contra las drogas ilícitas el próximo mes de abril, en Cartagena de Indias.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, anuncia un amplio debate que lleve a un acuerdo consistente en el tiempo. Es una excelente noticia para Colombia. Es la primera vez, en más de tres décadas, que Estados Unidos acepta analizar los porqués se han aumentado los niveles de consumo, sobredosis y adicción.
Es la oportunidad para pensar en enfoques alternativos a la fracasada estrategia de penalizar el consumo y atacar las fuentes de suministros. Casi nada se concentra en el consumo.
Es cierto que se ha logrado controlar el consumo en los Estados Unidos, pero se ha disparado en América Latina lo que conduce a tasas de violencia muy altas.
La estrategia de prohibición de las drogas nació de convenios suscritos en 1961 y 1971 en la ONU, a través de los cuales se establecen controles al narcotráfico y uso controlado para fines médicos y científicos.
Hoy sabemos que evidentemente es una estrategia errada, incluso, se habla de una “costosa equivocación” y se da por sentado la necesidad de una nueva estrategia porque la actual ha tenido pocos resultados: Los consumidores han llegado a 200 millones y las hectáreas cultivadas van también en aumento. En Colombia regresamos a la impresionante cifra de 79 mil hectáreas sembradas, un 45 % del total en el mundo.
El London School of Economics ha trabajado una novedosa propuesta para el manejo del tema. Organizó un equipo de cinco premios nobeles y varios científicos que proponen menos guerra y menos mano dura contra las drogas, menos represión, erradicación y encarcelamientos porque llevan a más consumo y violencia al dispararse la rentabilidad.
Presentan un nuevo modelo, con objetivos concretos como los de una posguerra que se base en el desarrollo sostenible y la paz. Sugieren considerar el enjambre de problemas socioeconómicos y un enfoque de integración económica y política. El proceso de paz en Colombia lo ven como una oportunidad.
En Colombia, las cifras de violencia por microtráfico son preocupantes. Asusta que más jóvenes sean víctimas de los ajustes de cuentas producto de esta actividad. Niños de 14 y 16 años son utilizados para traficar porque no pueden ser condenados por su edad. Son atraídos y motivados por el modelo de consumo de los carteles: mujeres, motos, carros y armas.
Con toda certeza, la Asamblea de la ONU respaldará una nueva estrategia basada en más educación, que se entregue oportuna y abundante información para que los jóvenes conozcan a profundidad los daños graves que la droga ocasiona en su cerebro y calidad de vida.
Hay que buscar maneras de retrasar la edad de inicio del consumo y tratar a los consumidores como personas con problemas de salud.
La Corte Constitucional en Colombia ha prohibido las intimidantes pruebas toxicológicas a los jóvenes en los colegios porque no se les da una buena señal. Se definió que deben tener derecho a la intimidad. Una política basada en el miedo y en la hostilidad no tendrá los efectos deseados.
Debe propenderse por un control de los insumos químicos: Un cálculo demostrativo a tener en cuenta es que se necesitan 200 mil toneladas de precursores químicos que provienen de Estados Unidos para producir 610 toneladas de droga, que a su vez, representan 35 mil millones de dosis.
Una nueva estrategia fruto de analizar las experiencias y fracasos es lo que corresponde y a partir de allí que todos cumplan con tareas concretas y resultados demostrables.