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Se roban los colegios

Primero fue en el Colegio Milciades Cantillo Costa, luego en el Leonidas Acuña, le siguió la institución educativa Joaquín Ochoa, José Antonio Galán, Consuelo Araujo Noguera y ahora le tocó el turno al Casimiro Raúl Maestre.

Esta es la secuencia de los millonarios hurtos que se han registrado en los colegios de Valledupar en los últimos meses.

Como si se tratara de una estrategia delincuencial para desmantelar a los colegios públicos de la ciudad, los dueños de lo ajeno han hecho su ‘agosto’, perjudicando a los miles de estudiantes que quedan sin las herramientas informáticas que se llevan.

Mientras por un lado el Ministerio de las Tecnologías, Información y Comunicaciones –TIC- y la Alcaldía Municipal se preocupan por llenar las salas de informática con computadores de última tecnología para subir los índices de acceso a las nuevas herramientas, los delincuentes se ocupan de desmantelarlas.

Solamente a inicios de este mes, el Gobierno Nacional entregó en Valledupar 500 portátiles en el marco del programa ‘Computadores para Educar’ que ya ha beneficiado a varias instituciones educativas y anunció que vendrán las tabletas digitales en cumplimiento del convenio realizado con la Administración Municipal para los Puntos Vive Digital, a través del cual la Alcaldía aporta el lugar para crear siete centros comunitarios digitales y el Ministerio se encarga de la dotación.

Un gran avance que cierra la brecha debido a que permite que los hogares más pobres aprendan a utilizar internet y puedan hacer uso de las herramientas que ofrece el mundo digital.

Logros que se ven empañados con la ola de atracos y hurtos a las instituciones educativas, lo que obliga a los gobiernos y a las autoridades a pensar en estrategias de seguridad que impidan que se roben la educación de los niños y niñas de Valledupar.

En una sociedad normal, esto no debería pasar, pero las circunstancias sociales del país y del departamento son otras, y se requiere de la unidad de los estamentos que rodean a la educación.

Es un trabajo que se debe hacer con la participación de la Secretaría de Educación, de los directivos, docentes, padres de familia, estudiantes y vecinos de los colegios, para salirle al paso a la delincuencia y defender el futuro de los jóvenes.

Estos casos sistemáticos prenden las alarmas. Más seguridad para contrarrestar la delincuencia. ¿Son suficientes los celadores en los colegios? ¿Hace falta más presencia policial en las noches en las zonas donde están los colegios? ¿Deben instalarle un rastreador a los computadores, para recuperarlos en caso de que sean hurtados y capturar a los responsables? Son algunos interrogantes que pueden ayudar a resolver el problema de seguridad en los colegios.

Categories: Editorial
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