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Se repite el ciclo vicioso, pero cada vez más peligroso

Hace exactamente seis meses, justo cuando se reactivó el decreto por medio del cual se buscaba restringir en el centro de Valledupar la circulación de motocicletas de cualquier modalidad y cilindraje, incluyendo cuatrimotos, tricimotos, motocarros y bicicletas de pedaleo con motor asistido, por este mismo espacio dijimos que se trataba de una medida ‘sin dientes’, una norma que nadie cumplía.

En ese momento, tales observaciones las hacíamos con base en la percepción directa que nos dimos a la tarea de realizar y verificar que todo seguía igual en la zona céntrica de la capital del Cesar.

Ahora seis meses después, se reactiva nuevamente el decreto que prohíbe permanentemente parrillero hombre mayor de 14 años en la capital del Cesar, es decir, es más amplio que el decreto antes mencionado porque este abarca a toda la ciudad.

Con esta medida se busca que, durante las 24 horas del día, los siete días de la semana no se permitirá que los motociclistas estén acompañados por hombres mayores de 14 años. En el papel una herramienta importante para tratar de contrarrestar la inseguridad en toda la ciudad si se tiene en cuenta que la mayoría de atracos, homicidios y diversos actos violentos delictivos se comenten por parejas de personas que se movilizan en motocicleta.

Con la reactivación de tal medida, la inquietud que queda es que si no fue fácil, y al final nunca se pudo hacer cumplir, la restricción de la circulación de las motocicletas en un sector específico como la zona céntrica de Valledupar, ¿por qué habría de suponerse que este decreto, que es extensivo a toda la ciudad, sí se podría aplicar y hacerlo efectivo y lograr los resultados propuestos?.

Casi todo el tiempo ha existido ese decreto de prohibición del parrillero en motocicleta, pero, como ya es sabido, nadie lo cumple y no hay las suficientes fuerzas para hacerlo cumplir en un ciento por ciento. ¿Por qué ahora sí y anteriormente no?, si en Valledupar seguimos con el mismo número de reguladores de tránsito, y por temporadas hasta con menos; igual el pie de fuerza de la Policía Nacional sigue siendo el mismo, la misma logística, similares mecanismos de acción, los patrullajes en las calles son muy mínimos, casi no se ven, ¿entonces de qué manera cambiarían las cosas en pro de controlar al parrillero en moto?

Así las cosas, se esperaría que para volver a implementar esta medida era necesario resolver primero la falta de toda esa logística integral a la que nos referimos aquí y no expedir un decreto a sabiendas de que no hay cómo hacerlo cumplir, eso es sembrar falsas expectativas en la gente y aumentar el grado de falta de credibilidad en la eficiencia de las autoridades tanto policivas como gubernamentales.

Entre tanto, seguimos asistiendo a ese ciclo vicioso que se da en todos los gobiernos de turnos, en el que se expiden normas y se toman medidas para contrarrestar a la delincuencia, pero esta cada día sigue creciendo y con el agravante de que la situación empeora y se vuelve más peligrosa para una comunidad que vive en permanente zozobra.

Como nos gustaría que esta vez sí funcionara ese decreto y si logran hacerlo cumplir nos callarían la boca por decirlo, o mejor, por escribirlo, nos borrarían la pluma de un plumazo.

Categories: Editorial
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