Por Gustavo Cotes Medina
Las más importantes instituciones multilaterales coinciden en afirmar que lo peor de la crisis financiera que se inició en 2008, ya fue superado por las señales de una recuperación auto sostenible en los países de altos ingresos. La economía mundial se apoya en las naciones emergentes y en los países más ricos.
China ha tenido un buen desempeño a lo largo del presente siglo y las otras naciones presentan velocidades muy distintas, pero los mensajes son claros en el sentido que los países más desarrollados empiezan a despegar. Estados Unidos está creciendo a un ritmo muy cercano al 3 por ciento y ha podido reducir su desempleo por debajo del 7 por ciento. Japón está dejando atrás su largo periodo de estancamiento y Europa salió de la recesión.
Sin embargo, las secuelas se sienten y las heridas solo empiezan a cicatrizar, especialmente en Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. Los casos de tragedias personales son incontables, con pérdidas de viviendas y nuevas corrientes migratorias. Ya se empiezan a ver señales de desempeños más saludables que se traducen en una reactivación de la demanda y del comercio exterior. Del crecimiento en un 2,3 por ciento en el 2013, la economía del planeta debería crecer 3,2 este año y 3,4 por ciento en el 2015. La cifra no son para prender las velas y hacer fiestas, pero las brechas se están cerrando y la disminución de la pobreza y el ascenso de la clase media empiezan a aparecer como retoños verdes.
Pero también existen riesgos porque Europa se encuentra en cuidados intermedios, Japón apenas está desarrollando sus reformas económicas y en Estados Unidos la polarización política es un gran interrogante. China avanza con pasos menos firmes que antes y algunas economías importantes muestran debilidades como Indonesia, Brasil, India, Turquía y Suráfrica. Además, la percepción en las bolsas de valores es muy cambiante. Lo anterior permite afirmar que debemos alegrarnos por el hecho que la economía del planeta presente un panorama más sano, pero no se encuentra plenamente restablecida.
En Colombia los buenos resultados económicos del 2013, dejaron un listón muy alto y otras tareas pendientes que por su complejidad generan incertidumbre como la reforma pensional, la recuperación de las exportaciones y del dinamismo de la minería, el rescate de la industria y traer la calma al mercado accionario. Los expertos señalan que hay esperanzas ciertas, a excepción de las pensiones, que presentan dificultades de unidad política y porque la plata de las pensiones no alcanza.