Más de tres mil hectáreas se han quemado en la Serranía del Perijá. Cultivos de pan coger, fauna y flora han desaparecido con los incendios registrados en los últimos días. Este sistema montañoso que casi siempre salía airoso de los incendios forestales, este año ha enfrentado los efectos de las llamas devastadoras.
Aunque estamos ante los efectos del fenómeno del Niño, acompañada de fuertes vientos, los incendios lastimosamente son generados por los mismos pobladores que aún tienen viejas prácticas para preparar la tierra. En La Jagua de Ibirico ya se han quemado más de 1.500 hectáreas y se teme que las llamas se propaguen rápidamente a otras zonas rurales donde los campesinos también realizan labores en sus predios.
En Valledupar los balances no son tan buenos. Otro número considerable de bosque en la Sierra Nevada también se ha quemado. Los cuerpos de bomberos con el apoyo de la Defensa Civil y la Cruz Roja hacen los esfuerzos necesarios para evitar la propagación, pero esta no se logra si no se cuenta con la colaboración de la comunidad campesina.
Las experiencias con los incendios forestales en el Cesar han sido suficientes. No debe pasar una gran tragedia para que se tome la conciencia suficiente frente a estos fenómenos que ocurren año tras año. Los incendios, las quemas o como quieran llamarlos, deben tener control desde todos los ángulos, por una parte está la institucionalidad y por otra la comunidad. La fusión de las dos partes es la que permitirá que nuestras montañas no sigan devastándose, pues es lo único que nos queda.
En la última semana los reportes de incendios forestales se triplicaron, frente al mes de enero, cuando diariamente se registraban 11 diarios en promedio, casi el 70 por ciento de ellos provocados intencionalmente, según afirman las autoridades, pero impulsados por el calor y el tiempo seco que se vive en gran parte del país.
Solo ayer hubo siete municipios en emergencia por los incendios. El año pasado, en el mes de julio, el Ideam reportó que 17 municipios cesarenses estaban en riesgo de incendios. Esperamos que los comités de prevención y riesgos locales, en cabeza del departamental, ya hayan activado los planes de prevención y mitigación, frente a la probabilidad de una emergencia. No deben esperar el último minuto para reaccionar.
Hay que cuidar a la Serranía del Perijá, de la que viven siete municipios del Cesar.