En el informe sobre los proyectos en riesgos, la dirección de regalías del DNP establece un común denominador y es la falta de planeación. Al respecto, en una reciente investigación que realicé para el laboratorio de innovación en gobierno y políticas públicas, surgieron evidencias que muestran que las oficinas o secretarías de planeación se encuentran desperfiladas respecto a su función estratégica, es decir, tienen baja incidencia en los procesos de toma de decisión y no aportan información de calidad que reduzcan la incertidumbre, y posibiliten focalizar y mejorar las acciones públicas.
Ese desperfilamiento se puede observar en casos como: Planificación de proyectos carentes de precisión, con objetivos múltiples que no estaban claramente relacionados con las actividades del proyecto. Proyectos que no se ejecutan exitosamente, y el alcance de la responsabilidad del gerente del proyecto no estaba claramente definida. No existe una imagen clara de cómo luciría el proyecto si tuviese éxito, y los evaluadores no tienen una base objetiva para comparar lo que se planeaba con lo que sucedía en la realidad. No existe información sobre el cumplimiento de metas con medición de resultados.
Son múltiples las causas del desperfilamiento estratégico, solo haré mención de algunas. Una primera causa es la falta o la alta rotación del personal idóneo, elemento que es vital para los procesos de planeación. Como segunda causa, el responsable de la cartera no tiene la visión y el carácter estratégico, para establecer las prioridades y la asignación de lineamientos de toma de decisión (encontré casos donde el Secretario no conocía bien el Plan de Desarrollo). Tercera causa, las oficinas de Planeación no llevan el control del avance físico y financiero de las metas (esta no es responsabilidad de Hacienda, quien lleva el control del gasto). Cuarta causa, planeación no tiene la capacidad de informarle al mandatario donde debe mejorar, variar, cambiar o potencializar las acciones, en función de los resultados prometidos, propiciando un entorno de decisión poco informado.
En términos prácticos, las oficinas o secretarías de Planeación son el lado racional, mesurado y menos emotivo de la administración, de ella depende que el mandatario tome buenas decisiones y se mantenga el informado sobre su gestión.
Finalmente, hay que mencionar que existen mandatarios que no ven el papel estratégico de las oficinas o secretarías, considerándolas como una suerte de tramitadores cuyo deber es llenar la MGA para formalizar las inversiones, situación que termina contribuyendo al desperfilamiento referenciado.