Es francamente doloroso, triste, en medio del duelo de los que se van y del conflicto y fragmentación de Colombia, nuestra patria querida, que no hayamos podido hacer la Copa América programada para iniciar este 11 de junio. El Gobierno había pedido la tarde de ayer un aplazamiento hasta fin de año por razones sanitarias. Adujo que como había contemplado el aforo de público las condiciones de la pandemia no aseguraba la realización del evento en esas condiciones, que estaba previsto se desarrollara en conjunto con Argentina hasta el 10 de julio. El telón de fondo de este desenlace, para ser ciertos, no ha dependido de la manifestación creciente del virus, y la demora en el proceso de vacunación, sino de las condiciones de alteración del orden público. Aspecto que el Gobierno, por razones que entendemos por el impacto internacional de una asunción de responsabilidad de ingobernabilidad ante el mundo, no iba a mencionar siquiera.
Ya las instituciones suramericanas del fútbol venían siguiendo con preocupación las dificultades que tuvieron los equipos del rentado profesional concursantes de la Copa Libertadores y la copa Suramericana, y la queja de jugadores y cuerpos técnicos sometidos a gases lacrimógenos, ruidos ensordecedores de ‘papas’ explosivas y el temor de cualquier agresión sobre la integridad de las delegaciones extranjeras, no acostumbradas a esas atípicas circunstancias.
La Conmebol en horas de la noche rechazó la solicitud gubernamental y exteriorizó que “ante la solicitud formal del Gobierno colombiano de reprogramar la Copa América para el mes de noviembre, la Conmebol informa lo siguiente: Por razones relacionadas al calendario internacional de competiciones y a la logística del torneo, resulta imposible trasladar la Copa América 2021 al mes de noviembre.
La Conmebol agradece el entusiasmo y el empeño puestos por el presidente de la República de Colombia, Sr. Iván Duque y sus colaboradores, así como por el presidente de la Federación Colombiana de Futbol, Ramón Jesurún, y su equipo. Es seguro que en el futuro surgirán nuevos proyectos en conjunto para el crecimiento del fútbol colombiano y sudamericano.
La Conmebol asegura la realización de la Copa América 2021 e informará en los próximos días la relocalización de los partidos que debían disputarse en Colombia”.
Las malas noticias para el país no solo provienen de bloqueos de la actividad productiva y comercial, el empleo, la tranquilidad, sino que al desarrollarse en condiciones de aglomeración podría elevar más los contagios del virus, y acentuar el colapso de los hospitales.
También provienen de la decisión de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s hace dos días de quitarle el grado de inversión al país, lo que significa más dificultad de financiación con argumentos como la larga expectativa de recuperación económica en el año en curso, retiro de la reforma tributaria y la profundización del déficit público, el alejamiento de reformas estructurales como las de pensiones y las laborales por las pronunciadas protestas ciudadanas. Malos tiempos.