Hace cinco años el joven vallaneto Gabriel Romero Pedraza recibió la medalla Pedro Pascasio Martínez de Ética Republicana como reconocimiento al trabajo que hacía con el grupo de estudiantes de Derecho de la Universidad Popular del Cesar que apoyaba al Comité de Seguimiento e Inversión a las Regalías del Carbón del Cesar para disminuir las irregularidades en la inversión de los millonarios recursos.
Tal reconocimiento lo hicieron las Comisiones de Ética del Congreso de la República, que cada mes de agosto entregan la Pedro Pascasio y la medallas Luis Carlos Galán de lucha contra la corrupción para reconocer el trabajo de personas y comunidades que buscan una sociedad más justa y equitativa.
Desde ese entonces ningún otro cesarense se ha postulado a tal dignidad y cada 10 de agosto, cuando se celebra el Día Nacional de lucha contra la Corrupción en Colombia, en el departamento este tema ni se menciona. Nadie se acuerda, ni los cientos de políticos que hoy hacen campaña, menos la Comisión de Moralización del Cesar que sigue como letra muerta.
Este año la medalla Pedro Pascasio Martínez se la darán a una patrullera de la policía del departamento del Amazonas, Mileidy Panaifo Amia, quien realiza actividades culturales y educativas en los barrios de Leticia, donde se destaca por su desempeño en el grupo institucional de “Prevención y Educación Ciudadana” a través de campañas cívico-infantil y la implementación de la biblioteca móvil o biblio-van.
La palabra corrupción se volvió tan común y tan arraigada a la cultura vallenata, que ya nadie quiere hacer nada contra ella. Parece que hay una permisividad de parte de los ciudadanos que aun sabiendo que hay buenas experiencias y buenas prácticas, no se inmutan ante los hechos corruptos.
¿Será que en el Cesar no hay nadie que haga algo para combatir la corrupción? ¿Por qué tanta indiferencia de parte de la ciudadanía? No todo es responsabilidad de las autoridades ni los organismos de control, gran parte de los resultados obedece a la participación de la ciudadanía.