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Se necesita un Plan de Desarrollo que se pueda realizar

Los vallenatos han visto pasar por la Alcaldía de Valledupar a varios mandatarios que han prometido el oro y el moro y no han cumplido nada. Ni siquiera porque tienen todo escrito en su Plan de Desarrollo, que es la guía de todo gobernante durante sus cuatro años, le cumplen a la comunidad.

Justo ayer el alcalde Augusto Ramírez Uhía radicó ante el Concejo Municipal el documento del Plan de Desarrollo, que contiene en 280 páginas las estrategias y las metas de su gobierno. Este plan que ya pasó por las manos de los miembros del Consejo Territorial de Planeación, aún puede sufrir cambios, siempre y cuando sean para mejorar y optimizar lo allí trazado.

No porque tenga más metas, es seguro el éxito de su cumplimiento, sino porque estas sean sensatas, realizables, aterrizadas a la realidad de la ciudad. En este caso, el Plan de Desarrollo tiene cuatro componentes: Valledupar Avanza por la seguridad, la vida y la convivencia ciudadana; Valledupar avanza con equidad y oportunidades; Valledupar Avanza sostenible y competitiva, y Valledupar avanza con gestión eficiente. La ejecución de este plan necesitaría entre 1.9 y 2.2 billones de pesos y hasta solo ha tenido dos revisiones por parte de los miembros del Consejo Territorial, en temas no tan cruciales.

Vale la pena recordar que la planificación, según el Departamento Nacional de Planeación, concebida como un proceso continuo, integral, dinámico y participativo, es la clave imprescindible para armonizar estrategias y alcanzar los objetivos de desarrollo propuestos; y más aún, cuando en el marco de la Constitución Política, de sus leyes reglamentarias y de la misma modernización del Estado, es claro que todo proceso de gestión pública territorial debe iniciar con la elaboración de un plan de desarrollo, instrumento que es la carta de navegación orientadora del accionar de los diferentes actores del territorio durante un período de gobierno.

Desde hoy los concejales de Valledupar en sesiones extraordinarias tendrán en sus manos el documento del Plan de Desarrollo que regirá los destinos de la ciudad en los próximos cuatro años, son ellos el último colador, la última instancia que le dará el visto bueno o no. Por eso deben ser los concejales muy estrictos, muy responsables y acuciosos con la revisión que le hagan al documento. No se trata de aprobar por aprobar, sino de aportar a la construcción de una mejor guía que orientará la vida pública, social y económica de los vallenatos en los próximos cuatro años.

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