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Se murió el padre Juan

Se murió el padre Juan, así circuló la dolorosa noticia del deceso de este ilustre e inigualable sacerdote que permaneció entre nosotros por más de cuarenta años, siempre con la mano tendida y el corazón abierto para atender a los niños y a los menesterosos y que tuvo como lema “que donde él estuviera no había hambre” y hacia malabares para conseguir los recursos que apaciguaban ese mal en los pelaos del Hogar del Niño y el comedor de ancianos de Las Tres Aves María. Yo lo envidiaba, lo digo sin pena porque es envidia de la buena y siempre se lo decía a él y de verdad que me gustaría reemplazarlo en lo que pueda, porque en todo es imposible, gratuitamente en esa labor filantrópica y meceanica y así lo estoy haciendo saber a las directivas de esas obras, pues todavía me siento útil y en esa labor estoy en mi salsa.

Bueno, se murió el padre Juan, si, se murió el padre Juan, y cuando llamé al poderoso urbanizador Toño Maya, me contestó: ya sé, se murió el padre Juan, María Elena lo está requebrando inundada de lágrimas lo poco cristiano que soy se lo debo a él era mi consejero pero especialmente mi buen amigo y no vamos a descuidar su obra, te invito a que me ayudes a eso; se murió el padre Juan me comentaron Mercy y María Luisa muy tristes y agregaron: era un hombre bueno, todos lo queríamos y él quería a todo mundo, servir fue su lema; se murió el padre Juan me dijo en voz entrecortada la Mona del Patacón Pisao, que posa de ser de piedra, que gran persona muy pocos como él, agregó; se murió el padre Juan me comentó el Turco Yali, “era una hombre bueno y servicial” en su español enredao, se murió el padre Juan con voces trémulas y gestos adustos me dijeron mis cuñados Carlos, Alvaro, Iván y Rodrigo y agregaron, lastima es una pérdida irreparable, difícilmente habrá quien lo reemplace en su labor humanitaria; se murió el padre Juan me llamó para decirme el Doctor Rodrigo López Barros y sentí su voz quebrada, tenemos que hacer algo para continuar su labor, no la dejemos desaparecer; se murió el padre Juan me dijeron mis hermanos Tico, Rolando y Dina muy conmovidos, pero agregaron: muy pocos como él, nació y se crio para servirle a la humanidad y hacia milagros para conseguir los recursos que le permitían aliviar las necesidades del hambriento y por último el Doctor José Antonio Murgas, el querido Toño Murgas, solo me dijo: se murió el padre Juan, me duele, me conmueve porque con él hice una gran amistad y me he puesto a pensar que si se murió el padre Juan, que tanto es morirse, ese designio de Dios no lo podemos evitar y con lágrimas en los ojos, añadió: era un Santo.

Se murió el padre Juan y Valledupar pierde un gran hijo, difícil de reemplazar pero no imposible y vamos a tratar de suplir su desaparición con un grupo de amigos orientado por las sabias determinaciones de nuestro Obispo Oscar José Vélez.

Si, el padre Juan era un Santo que irradiaba alegría, bondad, jocosidad, felicidad y quizás cuantas vainas buenas más que el espacio no me permite enumerar. Paz en la tumba del padre Juan.

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