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Se fue ‘Mito’, el médico del pueblo

Villanueva desconocía lo que tenía hasta cuando lo perdió. Hace apenas 6 días falleció aquí en Valledupar, después de ingentes esfuerzos y agotar todos los recursos científicos el Instituto Cardiovascular, el médico Luis Erasmo Dangond Cuadrado, ampliamente conocido en la región, pero más en Villanueva donde había nacido y criado como ‘Mito Dangond’.

“Era el alma de este pueblo”, me dice llorando mi hermana Doris, y agrega: “Qué hombre tan bueno, no discriminaba, a todo mundo lo atendía por igual, a los más humildes fuera de no cobrarles les regalaba las medicinas o el dinero para comprarlas”. “Villanueva queda huérfana, no perdió un hijo sino un papá: era amigo de sus amigos, un ser humanitario y bueno”, manifiesta conmovido su amigo y colega José Juan Orozco Sánchez; dice, desconsolado su entrañable amigo Cao Mendoza: “Era todo bondad, era el médico del pueblo, ningún aguacero lo paraba, ni de día ni de noche, era incansable en el servicio de su profesión, un verdadero apóstol, con plata o sin ella, le daba lo mismo”.

El ilustre abogado José Calixto Quintero, casi sin poder hablar, me manifiesta que su gran preocupación era la salud de su pueblo, un verdadero apóstol de la medicina que la ejercía con amor al prójimo y total desprendimiento; todas las mañanas con profunda fe religiosa oraba y se encomendaba a José Gregorio, el santo venezolano de su devoción. De verdad que para Villanueva, Mito fue un José Gregorio.

Cuenta Ruby, su señora, que al momento de salir de su casa para la clínica en Valledupar, se arrodilló en la puerta, oró y se encomendó a su Santo, lo hizo llorando, como llorando estoy yo y llorando está su pueblo Villanueva y le piden a Dios que con los brazos abiertos lo reciba, porque era un hombre bueno y servicial que con seguridad le va a prestar una inmensa colaboración curando almas enfermas, como curaba a todo el que lo buscaba.

Ojalá su hijo José Jorge Dangond  Quintero, que también es médico, siga su ejemplo y logre llenar parcialmente, si lo superara sería mejor, pero no es fácil,  el inmenso vacío que dejó su padre.

‘Mito’ era mi primo por el lado de los Cuadrado y nos queríamos mucho, como quise a Luis Erasmo y María, sus padres, y como quiero a  Beto, Mane, Luquita, Inés, Nando, José, Fabián y Geoffrey, y a su noble y abnegada esposa, su compañera de siempre, Ruby, y a sus hijos Sara, Luis y José Jorge, a quienes les hago llegar un abrazo muy fuerte, pero lleno de solidaridad ante el inmenso dolor que  hoy los agobia.

Mito Dangond hasta hace 6 días era una realidad que se extinguió, pero a partir de esa fecha nace el mito o leyenda del hombre que con su muerte deja desolado y triste a su pueblo. El Concejo Municipal,  en unión con su alcalde Beto Barros, en su honor debe bautizar el hospital Santo Tomás con su nombre: Luis Erasmo Dangond Cuadrado o Mito Dangond. Nuestro Patrono Santo Tomás no se resentirá ni molestará, sino que lo aplaudirá porque tiene un digno sucesor.

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