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“Se fue La Mona de Girón, ahora está con Saúl, se fue como una cometa al viento”

Elsa Serrano de Quiñones.

Me dijo mi hermano Jorge Arturo. Sí lo había presentido, luego de la llamada de Oscar Saúl, más allá de medianoche, sólo quise confirmarlo con mi hermano presente en la clínica. Se nos fue la vida de una mujer vital, entregada al servicio de la educación integral de las jóvenes y niñas del Colegio Femenino Prudencia Daza, al igual que los equipos de deportes representativos del Cesar y al impulso de la asociación regional de profesores de educación física en el departamento.

Se nos fue como el agua fresca entre las manos, que siempre quisiéramos mantener para tomar un poco más de ella. Como si un árbol de sombra amplia, brisa fresca y fragancias agradables se destrozara en el suelo. 

Un árbol que con su sombra ha protegido a todos del sol inclemente, que ha retenido los vendavales, que absorbe las inundaciones y brinda paz y sosiego.

Se reventó el hilo que la ataba a nuestro pasajero tránsito, se fue mi mamá, nuestra mamá, que amó profundamente la vida, deseaba superar cualquier pesar, como ella misma lo dijo, buscando “amar y servir”, amó la unidad de la familia, los amigos, los principios éticos y el servicio a los demás.

SENTIMIENTO DE CULPA

Debo confesar que la noche de su fallecimiento, me sentí culpable: ¿Por qué no fuimos capaces de prever y evitar ese fulminante fallecimiento?; ¿Por qué no conseguimos la mejor atención médica posible?; ¿Por qué no logramos evitarlo?, debimos haberlo hecho, me reclamé a mí mismo e injustamente a mis hermanos. Es la historia de los porqués que nos hacemos, cuando suceden hechos tan dolorosos que jamás queremos que ocurran.

He entendido, que somos frágiles, nos vamos en cualquier momento, personas que tenemos un tiempo de vida en el cual debemos hacer todo lo posible por lograr lo que desde nuestro corazón y nuestra mente queremos hacer, buscar nuestros propósitos, como nos enseñó mi mamá, ya después, el ciclo de la vida es ineludible volver a la tierra, descansar, eso es lo que nos espera.

MUJER TENAZ 

Mi madre, nuestra madre Elsa Serrano de Quiñones demostró en la vida tenacidad, vocación de servicio, ejemplo de trabajo, entrega a la enseñanza, la educación física, el deporte, la recreación, con una gran espiritualidad y una firme ética de comportamiento. Cumplió en esta vida, dejó una huella, un derrotero. El pueblo vallenato, es testigo de esa entrega. Valledupar llora hoy, como nosotros también lloramos aquí con todos ustedes.

Los vallenatos, reconocen y honran a las personas de trabajo y valores íntegros que demuestran compromiso por el bienestar de la región. Se reconoce a las personas nobles, que con carácter y persistencia formaron varias generaciones de jóvenes como mi mamá. Si bien nació y creció en Girón su trabajo y su lucha fue en Valledupar, es vallenata de fondo, es hija de las brisas frescas de la Sierra Nevada de Santa Marta y del rumor del río Guatapurí. Todas sus alumnas y deportistas deben estar hoy con el corazón roto por esta partida.

Ahí Valledupar, aquí se despide una maestra, una educadora, una amiga, que como lo fue mi padre Siervo Saúl Quiñones Felizzola, una maestra comprometida con el bienestar de la región del Valle del Cacique Upar, el Cacique del pueblo Chimila o Ette Ennaka.

Hoy, no sólo lloran los acordeones, lloran también todas las personas nobles, honestas y trabajadoras del Valle, de mi tierra, que saben valorar el trabajo paciente, humilde y comprometido de sus hijos, en especial de aquellos que demuestran con hechos su entrega a la región del valle del río Cesar.

SOLIDARIDAD 

Si bien me han llamado y escrito mensajes, muchos loperenos de mi generación, prudencistas y amigos, al igual que a mis hermanos, para expresarnos solidaridad en estos momentos dolorosos, a los cuales agradecemos sinceramente, para mí sería extenso nombrarlos a todos. Gracias Loperenos, Prudencistas, Vallenat@s.

Me permito en especial mencionar públicamente a la señora Mary Molina de Farfán que siempre me acogió en su casa y me trató como un hijo suyo, gracias señora Mary y fuerza que la necesitamos, y claro a mi amigo, Luis Joaquín Palomino Sánchez excelente profesional, de una ética intachable que siempre le ha dado la mano a la familia en todo momento, gracias Luis Joaquín.

En Bucaramanga también llora su hermana, mi tía Jenny Serrano Rueda, su sobrina Mónica Cuellar Serrano mis prim@s López Rueda y toda la familia, todos conocían su vitalidad, su comportamiento, su capacidad de diálogo y escucha, su cariño, sus logros; también tienen el alma partida, como nosotros, espero que en las oraciones y en los recuerdos reconfortantes encuentren serenidad y tranquilidad. Aunque el vacío que nos deja es enorme.

Como saben nuestros familiares y prim@s de Bucaramanga, que son también nuestros hermanos, mi mamá se despide con esta ceremonia, pero su vida fue la expresión de la bondad y dulzura de mi nonita Ana Julia Rueda, y el temperamento y carácter de mi nonito Miguel Serrano.

Es la misma bondad, dulzura y temperamento, de mi tío fallecido Henry Crisóstomo Serrano Rueda joven seminarista sacrificado por la búsqueda de una sociedad justa, digna y equitativa para los marginados, débiles y desamparados, el cual no hemos olvidado, ni olvidaremos, ese joven es para nosotros una luz en la oscuridad, una esperanza en los cambios transformadores que, sabemos bien, empiezan desde nosotros mismos, en el comportamiento de todos los días.

EJEMPLO A SEGUIR

¿Entonces qué nos queda, entre las manos, luego del descanso de la muerte? Más allá de la resignación y la serenidad. Nos queda en la mente y el corazón, seguir el ejemplo de vida de nuestros padres, mis hermanos son testimonio de ello, Oscar Saúl, Elsa Yanuba y Jorge Arturo.

Claro mi madre tuvo adversidades, dificultades, y equivocaciones, eso la hace una persona humana, como todos nosotros. Nadie es perfecto. Pero su ejemplo de vida, su vitalidad, sus virtudes, la bondad, están en nuestros corazones, y su compromiso, persiste en sus hijos, sus nietos, su bisnieto, en toda nuestra familia extensa por consanguinidad y afinidad en los Alvis Gil, los Negrete Villafañe, los Vega Armenta en los Roa Quiñones.

Mis sobrinos compartieron con ella, aprendieron de sus conversaciones, desde lo íntimo de su corazón también están adoloridos, como mis hijos, Pilar aquí presente y Alejandro, que me escucha en la distancia, como Sara Piñeros. Ellos, los jóvenes, nietos y bisnietos son el relevo generacional en el ciclo de la vida.

Gracias por la solidaridad de mis prim@s, de nuestros prim@s García Ramos de Barranquilla y Ramos Díaz de Cartagena, sus padres -primos hermanos de mi papá- nos acogieron en sus casas a mi mamá y mis hermanos, con quienes hemos compartido una especial amistad. Gracias a Carmen Ramos (q.e.p.d.) y Alfonso Ramos.

Si bien quedamos en la orfandad como lo he conversado con Ancelmo, nos queda aprender del canto de mi mamá, tener presente que de las “Las situaciones adversas yo resisto hasta el fin, con etapas precedente y gran vigor juvenil, dando sentido y valor, por eso vivo feliz”. Hoy adquiere un mayor significado la letra de sus canciones, superar las situaciones adversas y buscar en las pequeñas cosas de la vida, paz, satisfacción y alegría.

Mi mamá y mi padre han dejado bien alto el listón, espero, esperamos responder a tan altas expectativas, con seguridad me diría, nos diría, mi mamá, que sólo con quererla hemos cumplido, pero su ejemplo implica un compromiso mayor con la sociedad en que vivimos.

Por último, agradezco a todos en nombre de la familia habernos acompañado en estos momentos de despedida de mi mamá, sus mensajes, su solidaridad, su fortaleza, gracias.

POR OMAR ERNESTO QUIÑONES SERRANO/ESPECIAL PARA EL PILÓN

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