Este 24 de noviembre se cumplirán los 7 años desde cuando en el año 2016 se firmó en el Teatro Colón, de Bogotá, el acuerdo definitivo de paz entre el Estado colombiano y las Farc.
El diario El Colombiano, que ha tomado distancia del gobierno Petro en reciente editorial manifestó “Pasados siete años, la más grandiosa de las promesas de aquel evento definitivamente no se cumplió: la promesa de la paz. Increíblemente hoy, pasados siete años, nos vuelven a hablar de paz, y nos vuelven a decir, que hay que negociarla. Como nos han dicho tantas veces en la historia de Colombia, que la sociedad civil tiene que ceder otra vez, que tiene que hacer el esfuerzo para que los actores armados dejen su vida criminal.
Pero, antes de hablar de un nuevo proceso, ¿vale la pena preguntar en esta coyuntura qué ha hecho el gobierno de Gustavo Petro por la implementación del proceso de paz con las Farc? No mucho. Por el contrario, han sido más los desaciertos. Lo primero que hizo el Gobierno fue bajar la categoría a la entidad encargada de esta tarea: dejó de ser Consejería Presidencial y la convirtió en una unidad. Esto tiene una enorme complicación y es que ve muy reducida su autonomía porque la Consejería para la Paz, de la cual depende, está metida de lleno en el proyecto de la Paz Total (…) Como si fuera poco, en el ánimo de hacer la llamada Paz Total, el Gobierno permitió que un grupo de las disidencias se bautizara con el nombre de las Farc, lo cual ha sido como borrar de un plumazo todo el proceso llevado a cabo en el gobierno Santos.
La situación ha llegado a tal punto que los Comunes, el partido creado por las FARC, le ha pedido al Gobierno cambiar a la directora de la Unidad encargada de la implementación y el Polo ha expresado también su disgusto con lo que ha venido pasando”.
La reconocida dirigente Gloria Cuartas dirige la Unidad de seguimiento a la implementación de los Acuerdos de Paz. Y sale en su defensa ayer con el espejo retrovisor en el diario El Espectador: “por qué creen que critican a esta Unidad? Respuesta: Quisiera que se les pregunte a los críticos de la Unidad de Implementación, y especialmente le pregunten al Partido Comunes, si se cuestionó dónde se estaba invirtiendo ese recurso: lugar, a quién impactó, qué brechas superó, cómo llegó a los 170 municipios PDET.
Ahí está la gran diferencia entre la Unidad de Implementación y la Consejería. Es que antes los carteles de este país, los políticos a los que no les importaba la implementación del Acuerdo de Paz, estaban demasiado propositivos en el OCAD para llevarse $8,5 millones”.
¿A Petro le interesaba sobrerepresentar a las disidencias para mostrar que él – en medio del enfriamiento de su relación con el expresidente Juan Manuel Santos, con Comunes y su líder Rodrigo Londoño – iba a lograr La Paz total?
Concluye el periódico antioqueño con una sentencia, que no compartimos: “Bien se podría pensar que, contrario a toda la antipropaganda que el petrismo hizo contra el trabajo del gobierno de Iván Duque en este frente, en realidad el gobierno de Gustavo Petro es el que está haciendo trizas el proceso de paz con las Farc”.