La proyección de la producción nacional de la palma de aceite apunta a que en el mediano plazo será más del doble de la demanda local actual, por lo que este sector debe dirigir su mirada hacia los mercados internacionales y todos los palmicultores deben saber que su negocio se estructura a partir de la exportación.
Así lo dio a conocer el presidente Ejecutivo de Fedepalma, Jeans Mesa Dishington, en el 45 Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, quien precisó que de acuerdo con el área sembrada de palma de aceite en Colombia que hoy supera las 512.000 hectáreas, sumada a una mejora esperada en su productividad, en la medida que las áreas maduren y los nuevos productores consoliden su manejo, permiten proyectar una producción superior a dos millones de toneladas de aceite de palma en el mediano plazo.
“Por consiguiente, los productores colombianos de aceite de palma debemos tener puestos nuestros ojos en el mundo y entender mejor la dinámica internacional de los mercados de aceites y grasas. Hacemos parte de este importante mercado mundial de alrededor de 200 millones de toneladas, cuyo crecimiento responde, en buena medida, al liderazgo del aceite de palma, que actualmente representa cerca del 33 % de la producción y el consumo mundial y que, de tiempo atrás, es el aceite más tranzado en los mercados internacionales, con cerca del 60 %”, acotó el líder gremial.
De acuerdo con Mesa Dishington, una buena noticia es que los modelos económicos que proyectan la tendencia de la agricultura a nivel mundial, a partir del crecimiento poblacional, de la dinámica de la clase media en economías emergentes y de los cambios en las dietas alimenticias que de allí se desprenden, muestran para los próximos 20 años un panorama alentador en el que el aceite de palma seguirá siendo un producto protagonista.
“El mundo necesita el aceite de palma para atender de manera óptima la demanda mundial de alimentos y de otras materias primas en las próximas décadas”, precisó.
En cifras
Actualmente en el país se produce un millón 300 mil toneladas de aceite de palma, de las cuales 900 mil quedan en el mercado local y 400 mil se exportan a México, con un 34.8 %; Holanda, con un 13.9 %; España, con un 11.7 %; República Dominicana, con 9.7 %; y Alemania, con 5.8 %.
Mejorar la competitividad
Ante la preocupación del sector palmero colombiano por los altos costos de producción y la baja competitividad, especialmente en un escenario de exportación, el Presidente Ejecutivo de Fedepalma, aseveró que “si bien hay algunos factores que difícilmente van a cambiar en el corto o en el mediano plazo, y que están asociados al costo país, hay muchos otros en los que los productores sí pueden incidir de manera positiva y así mejorar la competitividad del aceite de palma colombiano”.
Factores como la baja productividad, la pequeña escala y el alto costo local de la mano de obra, aunados a la fuerte revaluación del peso colombiano durante más de una década dan cuenta de los mayores costos de producción del aceite de palma en Colombia; al respecto, el funcionario acotó que “esto no necesariamente es para desahuciar al sector, aunque es un enorme desafío que el gremio y los productores tenemos que enfrentar de manera creativa y decidida”.
En este sentido subrayó que “si bien es cierto que la agroindustria de la palma de aceite en Colombia tiene costos superiores a los registrados por los líderes en la producción de aceite de palma, también es claro que organizando los procesos de extracción para operar a mayor escala, aumentando la productividad de fruta y de aceite, y adoptando altos niveles de tecnificación y mecanización que eleven la productividad laboral y reduzcan su costo, el sector palmero colombiano puede mejorar su competitividad de manera considerable”.
Palmeros y acuerdo de paz
Mesa Dishington en su intervención también se refirió al acuerdo de paz que el Gobierno Nacional acordó con las Farc a finales de 2016 y que actualmente está en su fase de implementación.
“Lamentablemente este acuerdo ha aumentado la polarización entre los colombianos, puesto que ha sido muy controvertido y desde muchos sectores de la sociedad se ha cuestionado su legitimidad. Pero, sin perjuicio de ello, me parece importante hacer un llamado a los productores de palma colombianos, para que cada productor y cada núcleo palmero evalúen cómo pueden contribuir desde esta actividad económica a la construcción de una verdadera paz en muchos territorios rurales de nuestro país”, enfatizó.
Lo anterior lo mencionó al tener en cuenta que buena parte de la palmicultura se desarrolla en zonas de postconflicto (el 52 % de los municipios palmeros). De hecho, muchos de los municipios que han sido de tradición palmera corresponden a lo que el gobierno nacional ha llamado zonas más afectadas por el conflicto (Zomac), las cuales tendrán diversos incentivos y apoyos para desarrollar proyectos productivos.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN