Retomo la publicación de mi columna semanal después de dos semanas de ausencia inusual, por mi asueto en la hermosa ciudad de Cartagena de Indias, celebrando el aniversario 43 (bodas de ópalo) de mi matrimonio con Marta Orozco Bernier, realizado el lunes 9 de julio de 1979 con la eucaristía de 6 a.m.
Hoy jueves 28 de julio de 2022, es un día muy especial para las genealogías de los Romero Churio, porque dos jovencitas de familias originarias de Guacoche y pueblos circunvecinos reciben el diploma que las acredita como médicas generales.
En Bucaramanga, la Universidad de Santander (UDES) le otorga el título a, Adriana Lizzeth Munive Rodríguez, hija de Yoleida Rodríguez Guillén con mi primo Deovides Munive Churio, contador público, docente del magisterio del Cesar, en el Colegio Nelson Mandela, Torres Nando Marín.
En Bogotá, la Universidad de los Andes le confiere la misma responsabilidad a, Camila Romero Díaz, hija de Disnarda Díaz Márquez con mi sobrino José Antonio Romero Bracho, abogado tributarista, catedrático de prestigiosas universidades. Esta nueva médica hizo el año de Internado Rotatorio (último año de la carrera de medicina) en el Hospital San Vicente Fundación Medellín, la Fundación Santa Fe Bogotá y en Tampa, Florida, EEUU, en este país procurará especializarse en endocrinología y diabetología. Mis efusivas felicitaciones para las dos jóvenes médicas y, lógicamente, para sus progenitores.
Los hijos del matrimonio conformado por Fernanda Churio y Justiniano Romero, ambos analfabetos, fueron los primeros en estudiar profesiones universitarias, cuatro de ellos abogados, dos ingenieros, un médico y una economista.
Entre las dos descendencias, de los Churio y Romero, hay un considerable número de profesionales universitarios, como son tantos solo mencionaré a los médicos.
Con la franqueza que me caracteriza, sin sutilezas y modestia aparte, yo fui el pionero en la rama de la medicina, la comencé a estudiar en 1967 y me especialicé en cirugía general y salud ocupacional. El segundo médico de mis familiares fue Tomás Elías Quiroz Ramírez, hijo de Amelia Ramírez y Leonardo Quiroz, nieto de José Tomás Márquez, este hermano de Justiniano Romero, mi padre.
Tomás Elías obtuvo el diploma de médico en Ucrania, 1990, entonces territorio de la otrora Unión Soviética. Se especializó en Medicina Homeopática en Bogotá, donde reside con su familia.
Mi hijo Manuel Guillermo Romero Orozco es médico cardiólogo, subespecializado en Hemodinamia y cardiología intervencionista, reside en Sincelejo con su esposa María del Pilar Farfán Murgas y Manuel David, su hijo pequeño.
Por parte de mi tío Ramón Churio, hermano de mi madre, el número de médicos es mayor, ellos son: José Gregorio Arzuaga Churio, hijo de Cecilia Churio Chinchía (auxiliar de enfermería) y el sandiegano Adalberto Arzuaga. Estudió medicina en Ecuador y se especializó como pediatra neonatólogo en Argentina, ejerce su profesión en Valledupar. Angelica Munive Churio (enfermera profesional) contrajo nupcias con Rubén Darío Lobo y tienen tres hijas médicas: Beatriz Carolina Lobo Munive, egresada de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja, ejerce la profesión en Madrid, España en búsqueda de especialización. Rosa Angelica Lobo Munive, recién titulada por la Universidad del Norte, de Barranquilla. Y María Catalina Lobo Munive, está terminando el año de Internado Rotatorio en la Universidad Cooperativa de Colombia, Santa Marta, capital del Magdalena. Karen Gutiérrez Amaya es Médica Pediatra, hija de Adelmo Gutiérrez Nieves y nieta de mi primo Miche Gutiérrez Churio. Nasser Yamith Mejía Gutiérrez, médico general, hijo de Omaida Gutiérrez Nieves, también hija de mi primo Miche. Fredys Gutiérrez Charris, médico general hijo del abogado Fredys Gutiérrez Nieves. Carlos Miguel Gutiérrez Sánchez está cursando los últimos semestres de medicina, hijo de Miguel Gutiérrez Nieves. Miche, Adelmo y Miguel fallecieron por covid-19.
Esta pléyade de médicos ha logrado sus diplomas con esfuerzos, sacrificios, trasnochos y satisfacciones inmensurables.