En la edición del 2 de agosto, EL PILÓN resaltó el gran problema que enfrenta la sociedad vallenata con la drogadicción en menores de edad y aunque no existen cifras concretas que dimensionen la situación, la alarma está prendida y requiere la atención de toda la institucionalidad y autoridades de la ciudad.
Para comenzar no existen en Valledupar centros de desintoxicación y sólo se cuenta con la Unidad Siquiátrica del Hospital Rosario Pumarejo de López, donde los niños, niñas y jóvenes consumidores de drogas reciben una primera atención y muchas veces deben ser remitidos a otras ciudades donde se encuentran los especialistas necesarios.
Esta unidad que atienden todos los casos de drogadicción, de intentos de suicidios, de depresiones y otras patologías mentales, no es la mejor dotada y le faltan muchos recursos técnicos y humanos.
La salud mental en Valledupar está en urgencia. Necesita la atención de todos. Se requiere que las entidades y autoridades sean más proactivas y menos reactivas. Por ejemplo, luego de tantos casos de suicidio, la Secretaría de Salud Municipal convocó a mesas de trabajo a las EPS e IPS para que atiendan de manera oportuna a las personas que sufran problemas de salud mental y no nieguen las consultas con los psiquiatras y psicólogos.
Algo similar debe hacer con el tema de la drogadicción, que es un problema de salud pública que afecta a los menores de edad de todos los estratos socioeconómicos de la ciudad.
Este es un trabajo que debe ser complementado con las acciones contundentes y efectivas de la Policía Nacional y demás organismos de seguridad, debido a que los expendedores de droga venden a plena luz del día en puertas de colegios y en esquinas de los diferentes barrios de la ciudad sin ningún control.
Según la Organización Mundial de la Salud –OMS- la promoción de la salud mental requiere medidas multisectoriales, en las que participen diversos sectores del gobierno y organizaciones no gubernamentales o comunitarias.
El principal fin de éstos debe ser promover la salud mental durante todo el ciclo vital, para garantizar a los niños un comienzo saludable en la vida y evitar trastornos mentales en la edad adulta y la vejez, en el entendido de que la salud mental no es sólo la ausencia de trastornos mentales, sino un estado de bienestar en el cual las personas son conscientes de sus propias capacidades y puedan afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y sean capaces de hacer una contribución a su comunidad.