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Salud Departamental cerró centro de rehabilitación en Valledupar

Según sus administradores, en esta Fundación Cristiana, se encontraban viviendo 17 hombres y 3 mujeres en otra sede recibiendo terapias grupales y ayudas espirituales para superar las drogas. FOTO: ANDRÉS LLAMAS NOVA/EL PILÓN

Por Andrés Llamas Nova

Cuatro personas que habían sido trasladadas en un grupo de 17, hacia el Hospital Rosario Pumarejo de López, se fugaron la tarde del sábado, al parecer porque no encontraron cómodo el lugar y agradable los alimentos, contrario a lo que recibían en la fundación en donde vivían, aseguraron allegados de los pacientes.

La fuga se produjo luego de que el pasado viernes en la tarde, la Secretaría de Salud Departamental, acompañada de la Policía del Cesar, allanara la Fundación Cristiana Genezareth, ubicada en la carrera 34 con calle 18 Bis del barrio Francisco de Paula, y en ella encontrara a 17 hombres y 3 mujeres en otra sede, que vivían y se alimentaban en el lugar, en donde según sus administradores, recibían atención espiritual y psicológica para superar el consumo de drogas.

En la oficina de Trabajo Social del Hospital Rosario Pumarejo confirmaron la mañana de ayer que varios de los hombres se fugaron, otros fueron remitidos al Instituto Sion en Valledupar y otros al Instituto Neurosiquiátrico Nuestra Señora del Carmen, Insecar, en Santa Marta. En el centro asistencial solo quedaron dos pacientes.

En  medio de la inspección realizada el pasado viernes, los funcionarios de la Secretaría de Salud Departamental no aceptaron dar declaraciones oficiales a los medios de comunicación, sin embargo, manifestaban que el sitio tenía que ser cerrado por no contar con las condiciones aptas para tener personas en condiciones de rehabilitación. Efectivamente sellaron las dos sedes.

“Aquí en este centro les brindamos ayuda para su proceso de rehabilitación de las drogas, hacemos talleres, las familias desesperadas nos solicitaron ayuda y nosotros los ayudamos a sacar de los expendios de droga. Las secretaría ha manejado las cosas de mala manera, dijeron que están en inminente peligro pero más peligro viven en las calles”, dijo Ana Díaz, vocera de la Fundación.
Carlos Caro un joven que vive en el lugar desde el mes de marzo, manifestó que llegó al lugar desde Curumaní, por su adicción a la marihuana. En el desalojo de la Fundación, esta persona se negaba a salir junto a otros tres hombres, asegurando que estaba en buen lugar. 

“Hay psicólogos aquí. El doctor Ángel de Ángel es quien nos colabora con estas personas. Sabemos que no es el mejor sitio pero lo hacemos para colaborarle a las familias que no tienen capacidades de pago”, concluyó Ana Díaz, quien agregó que es lamentable que la Secretaría les cierre el sitio en vez de ayudarles con estas personas, puesto que asegura que en Valledupar no hay capacidad para atender a todos los adictos que a diario necesitan ayuda.

Los sellos quedaron colocados en las puertas de los dos centros cristianos, en donde estas personas residían; los habitantes del sector se mostraron sorprendidos puesto que algunos no habían tenido quejas o noticias de que en el lugar funcionara un centro de ayuda para drogadictos.

 

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