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¡Salir a trabajar no nos puede costar la vida!

Repetimos el titular de portada y editorial como aquel que grita y reclama que pare lo que está pasando. Como el que desesperado pide ayuda a aquellos que tienen la capacidad y las herramientas para actuar. 

Es una frase corta pero clara: ¡Salir a trabajar no nos puede costar la vida! Quisiéramos escribirla en mayúscula porque en esta ciudad no puede seguir pasando que madrugar a ganarse la vida sea un peligro. Que salgamos sin saber si vamos a regresar porque en la calle la muerte ronda en motocicleta. Inaceptable. 

Alzamos la voz porque este viernes, alrededor de las 6:20 de la mañana, dos delincuentes que se desplazaban en motocicleta acabaron con la vida de Omar Enrique Tobías Rodríguez, de 32 años, quien se opuso a un atraco en el barrio Sábanas del Valle de la capital del Cesar.  

Uno de los ladrones le apuntó con el arma de fuego para que entregara sus pertenencias, pero Tobías se rehusó y en respuesta el sujeto sin titubear le disparó dos veces. 

Duele por su familia, frustra a una ciudad y preocupa a todos aquellos que de madrugada, antes de que el fuerte sol del Valle nos acompañe, salen hacia sus trabajos pensando en regresar con el pan diario, porque ya no viene debajo del brazo, y ver a su madre, a su amada, a sus hijos. 

Hay un impacto que no se mide de forma cuantitativa, pero sí en el voz a voz de los barrios y las calles de Valledupar, donde la muerte de un hombre inocente y trabajador nos pega en la cara y nos demuestra los frágiles que somos ante las armas de aquellos a los que la vida del otro no  les importa. 

Es imposible que en la ciudad haya cero homicidios, nuestra realidad, deformada por cientos de problemas sociales, nos estalló y ahora pagamos las consecuencias con la inseguridad. 

Sin embargo, ningún delincuente se puede sentir seguro y tranquilo en Valledupar. El valor incalculable de la vida de cada ciudadano debe incentivar a las autoridades a realizar esfuerzos arduos por proteger la integridad del ciudadano, no obstante, en caso de suceder un homicidio, deben, con todas las herramientas disponibles, buscar a los responsables, cielo y tierra, para que no haya impunidad. 

La impunidad es el resultado de la normalización del 

delito y la muerte; si la aceptamos, veremos cómo crecen las cifras de estos delitos. Al contrario, la justicia es la muestra del valor de la vida del hombre y el respeto de cada uno de los derechos que adquirimos al nacer en Colombia.

No puede ser que ahora aquellos afortunados que tienen empleo en Valledupar, donde hay miles de desocupados buscando una oportunidad laboral, tengan miedo de salir a trabajar porque no es seguro. Inaudito. Es hora de actuar, sin excusas. Es hora de cambiar muchas cosas, sin temor, para tener resultados diferentes. 

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